martes, 27 de noviembre de 2007

RETIRO “VAJRA ARMOR” (Armadura o Blindaje Diamantino o Indestructible)

El Mantra Vajra Armor , Dorje Go-Drab en Tibetano, está entre las prácticas curativas más poderosas dentro del Budismo Tántrico. Preservada por largo tiempo como una práctica secreta, el Mantra Dorje Go-Drab ha sido practicado durante más de un milenio por los adeptos tántricos y los médicos Tibetanos como un método efectivo para el tratamiento de enfermedades, purificación de energías negativas, y protección contra el infortunio.


El Mantra Dorje Go-Drab fue introducido al Tibet por Padmasambhava en el siglo VIII, quien concentró en este mantra varias enseñanzas y prácticas de la antigua tradición Budista de la India. Después de enseñarlo a sus discípulos más cercanos en Tibet, ocultó estas enseñanzas en 124 lugares diferentes para que fueran luego descubiertos por los futuros “tertons” (halladores de tesoros) en concordancia con las profecías que dejó escritas.


Padmasambhava predijo que llegaría un tiempo en que habría una gran necesidad por este mantra, y para preservar la integridad de las enseñanzas y el linaje, ocultó versiones diferentes de esta práctica en lugares distintos para salvaguardarlos hasta que el futuro descubridor designado lo reintrodujera al mundo. En los pasados mil años se han revelado numerosos ciclos mayores de enseñanza del Mantra Dorje Go-Drab , incluyendo los de Dorje Lingpa, Mipham, Dudjom Lingpa, y Trak-t`hung Namkha`l Jigme. Estas enseñanzas esbozan un sendero vasto y profundo hacia la realización y eventualmente hacia la Budeidad a través de la práctica de la curación y el equilibrio entre los elementos constituyentes internos y externos.


Entre las profecías sobre el Mantra Dorje Go-Drab están las siguientes de Padmasambhava:
…“Cuando los seres se ocupen en la diez acciones torpes, carentes de virtud, ocasionando guerras y cometiendo atropellos inmensos, esta actividad negativa contaminará los elementos fuente y así dará oportunidades a los espíritus de hacerse más poderosos. En consecuencia, las estaciones se desquiciarán, las cosechas fallarán, el comportamiento climático ocasionará desastres, las enfermedades se multiplicarán año con año, y aún los mejores remedios dejarán de surtir efecto.


Los alimentos y plantas medicinales perderán su potencia, requiriéndose dosis más fuertes…en ese momento, este mantra, que será conocido como el Dorje Go-Drab (Armadura o Blindaje Diamantino o Indestructible),o “Ngak-Bum Dorje Go-Drab” –El Mantra que es la Fuente de los 100,000 Métodos-, será requerido para salvar a los seres sintientes de este inmenso sufrimiento.


Si depositas una confianza total en este mantra, y si recibes la transmisión de un auténtico preceptor de linaje, y practicas de acuerdo a los samayas, entonces este mantra curará, protegerá y prevendrá contra la enfermedad y las calamidades, reestablecerá el equilibrio con el medio ambiente, y, más importante, destruirá la causa de todo sufrimiento –la ignorancia, el apego, y la aversión.


Un Camino Poderoso hacia el Despertar


El Mantra Dorje Go-Drab no solo es un método curativo poderoso, sino también un camino profundo hacia el despertar, y que conduce en última instancia a la obtención del cuerpo arco iris. Este es uno de los pocos caminos que, junto con el P´howa, no requiere del Ngondro (con sus 500,000 acumulaciones) como un pre-requisito para ser practicado. Es de hecho un camino por su propio derecho, con muchos niveles y grados de maestría. Al transitar este camino a través de una serie de retiros cortos y la práctica continuada, uno purifica sistemáticamente a los cinco elementos dentro del propio cuerpo y obtiene así la capacidad de purificar el desequilibrio de los mismos elementos en otros. De esta manera se eliminan las enfermedades. Con un mayor entrenamiento el practicante corta a través de los cinco venenos de la ira, el deseo, la ignorancia, la envidia y la arrogancia, y en su lugar obtiene la capacidad de trabajar directamente con las esencias elementales del medio ambiente. Así es como uno llega a controlar el clima, incrementar la prosperidad, subyugar influencias perniciosas, y restaurar la paz y la armonía. En las etapas avanzadas del entrenamiento, uno logra control sobre las ocho clases de espíritus que viven por debajo, en, y sobre, de la tierra, evitando así el surgimiento y dispersión de enfermedades contagiosas, desastres naturales y la miseria. En las etapas finales de la práctica, los tres venenos mentales son transformados en los tres kayas (cuerpos de sabiduría), y los cinco venenos se transforman en las cinco sabidurías, convirtiéndose el propio cuerpo en el “cuerpo arco iris”.


Información General sobre el Programa de Entrenamiento


Aunque el Mantra Dorje Go-Drab es en realidad un camino hacia el despertar, este mantra es mayormente conocido por sus capacidades curativas. Pocos practicantes llegan alguna vez más allá de los niveles externos del entrenamiento y logran descubrir el verdadero potencial del mantra, y muy pocos lamas lo están enseñando. Lama Dawa Chhodak Rimpoché siente que ahora es el tiempo de atender las profecías de Padmasambhava, e introducir un curso de retiros de entrenamiento para que esta práctica profunda pueda traer beneficios en estos tiempos difíciles. Basado en los textos tántricos tradicionales, Lama Dawa ha diseñado este curso para que los practicantes puedan transitar de una manera sistemática a través de los niveles externos, internos, secretos y muy secretos, bajo la supervisión estrecha de un portador del linaje.


Lama Dawa Rimpoché ha mantenido conexiones estrechas con este mantra durante muchas vidas. En esta, recibió las transmisiones del linaje y el entrenamiento en el Dorje Go-Drab, de manos de su Mentor de Origen, de S.S. Dudjom Rimpoché, de S.S. Dilgo Khyentse Rimpoché, y del Taklung Kyabgon, Matrul Rimpoché, quien fuera también un médico afamado. Desde que comenzó a impartir enseñanzas en los EUA en 1989, Lama Dawa Rimpoché ha impartido numerosas veces los niveles externos del Mantra Dorje Go-Drab, y en el 2003, condujo el primer retiro colectivo de tres días.

Prerrequisitos para el Retiro del Mantra Dorje Go-Drab
Para poder participar en este entrenamiento, se debe efectuar la toma de Refugio y de los votos del Bodhisattva, generar devoción a Padmasambhava, y haber recibido una facultación sobre cualquier aspecto de Padmasambhava de manos de un preceptor de linaje calificado. Es ideal, aunque no indispensable haber tenido alguna experiencia en retiros demarcados o cerrados y en la recitación intensiva de mantras. Este entrenamiento se efectúa a la manera tradicional, sin concesiones. Se espera que los participantes se apeguen a los samayas de la práctica y el retiro tántricos, y deberán pasar una serie de pruebas antes de ser autorizados a progresar hacia el siguiente nivel y utilizar el mantra con otros.


Los estudiantes deben examinar su motivación y asegurarse de que su meta última es el uso de esta práctica para fines espirituales y no mundanos. Deben estar libres de cualquier expectativa de utilizar este entrenamiento para aumentar su fama, riqueza, o ganancia personal de cualquier tipo. Si se usa con la motivación correcta, esta práctica puede ser el vehículo para alcanzar el despertar a través del servicio de curar o sanar a otros. En este aspecto, es un camino perfecto para los practicantes del Dharma que estén involucrados con las profesiones terapéuticas.
El uso del Mantra para la Auto-Curación.


Además de usar el mantra como un camino hacia el despertar espiritual, este mantra es conocido por ser un método efectivo para sanar las propias enfermedades. En muchas situaciones, la consulta del espejo podrá indicar si es necesario aprender y practicar el mantra para la auto-curación. En este caso, todo lo que se necesita es asistir a un retiro para estar en capacidad de usar este mantra en sí mismo todos los días.


Explicación General sobre los Niveles de Entrenamiento


En general, los niveles de entrenamiento pueden ser entendidos en relación con las “Cuatro Actividades”: Pacificación, Enriquecimiento, Apoderamiento y Subyugación. Estos se dividen aún más en niveles externo, interno, secreto y muy secreto, los que también se dividen de acuerdo a los cinco elementos.


En los niveles “externos” del entrenamiento –que implican una serie de retiros de tres días en silencio, hay enseñanzas sobre la historia de Gurú Rimpoché y de esta práctica; enseñanzas sobre el linaje; enseñanzas y transmisión del Mantra, incluyendo el “lung” o transmisión oral, y el “wang” o facultación; enseñanzas en como recitar el mantra; las reglas y samayas del retiro, incluyendo el significado externo, interno y secreto de la demarcación o frontera; enseñanzas sobre el significado del mantra; enseñanzas sobre el origen de las enfermedades, incluyendo las ocho clases de espíritus que viven debajo, en, y sobre, de la tierra; instrucciones sobre como el mantra provee protección contra las causas menores y mayores de la enfermedad; instrucciones para usar el mantra en el tratamiento de la enfermedad; elaboración de agua bendecida para sanación y elaboración de “amuletos” sagrados.


Adicionalmente, cada estudiante recibirá instrucción y guía privada, directamente de Lama Dawa Rimpoché.


Al final de cada retiro los estudiantes pasarán por una serie de pruebas relacionadas con los elementos del agua, aire, fuego y tierra, y recibirán instrucciones adicionales de entrenamiento de Lama Dawa Rimpoché. Estos retiros serán repetidos hasta que sean solventadas las pruebas y Lama Dawa Rimpoché otorgue su autorización para progresar hacia el siguiente nivel.
Los niveles internos de entrenamiento implican retiros a oscuras de siete días adonde los estudiantes son sumergidos en la oscuridad total mientras se mantienen recitando el mantra. Estas son prácticas muy avanzadas en las que los estudiantes solo pueden embarcarse cuando han demostrado una purificación significativa y progreso a través de los niveles previos de entrenamiento. Estos retiros están relacionados con el movimiento de los planetas y los espíritus planetarios asociados con ellos (rahulas). Existen también una serie de pruebas a que son sometidos durante el retiro. Estos retiros requieren de una estrecha supervisión por parte del maestro preceptor del linaje, y por esa razón están limitados a solo unos pocos practicantes a la vez.


Los niveles secretos del entrenamiento incorporan la visualización de diversas “deidades” y las facultaciones correspondientes. Los retiros varían desde 3 hasta 30 días y requieren de la acumulación de un cierto número de mantras. Los estudiantes aprenden métodos para la utilización del Mantra Dorje Go-Drab de acuerdo al “Ley-Tsog” de Gurú Rimpoché. Se enseñan métodos para elaborar “amuletos” así como formas de extender la longevidad, métodos para incrementar la energía yang o de prosperidad, métodos para el control climático, la subyugación de espíritus, etc.

jueves, 15 de noviembre de 2007

LOS CINCO PRECEPTOS

Los cinco preceptos son recomendaciones dadas por el Buda con el propósito de que sean vividas por aquél que desee obtener una vida de paz, mientras contribuye a la felicidad de la familia y la sociedad.

Los budistas cumplen con estos cinco preceptos voluntariamente ya que no son mandamientos que deban ser obedecidos por todos sin cuestionar.

Estos cinco preceptos forman la base de una modalidad universal en el aspecto de la virtud del Camino de las Ocho Verdades Nobles cuya práctica es sumamente importante en la práctica budista.


1er Precepto.
RESPETO POR LA VIDA
Evitar matar;
Proteger la vida

Asumo el compromiso de practicar la norma de no tomar la vida.
Por lo tanto, practicaré la compasión protegiendo y beneficiando todo tipo de vida.

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, seguiré el precepto de cultivar la compasión y proteger la vida humana, animal y vegetal. Estoy decidido a no matar ni injuriar. No permitiré que otros lo hagan ni apoyaré ningún acto que ocasione daño físico o mental.


2o Precepto.
RESPETO POR LA PROPIEDAD AJENA
Evitar robar;
Ser generoso.

Me comprometo a seguir la regla de abstenerme de tomar lo que no me es dado.
(Por lo tanto, practicaré la generosidad compartiendo y obsequiando mi riqueza material y espiritual).

1) Consciente del sufrimiento causado por la explotación, injusticia, robo y opresión, me comprometo a seguir el precepto de cultivar el amor y la bondad para el bienestar de las personas, animales y todos los seres.

2) Practicaré la Honestidad y la Generosidad compartiendo mi riqueza, tiempo, energía, empatía, valor y los demás beneficios, especialmente el don de la verdad, con aquellos que lo necesiten.

3) Estoy decidido a no poseer ni robar nada que pueda pertenecer a otros, incluyendo el tiempo, (llegando tarde o siendo irresponsable en el trabajo). Respetaré los bienes personales y públicos y haré lo posible para que otros no saquen provecho del sufrimiento de algún ser sintiente.

3er Precepto.
RESPETO POR LAS RELACIONES PERSONALES.
Evitar complacer los sentidos;
Ser ecuánime.

Me comprometo a cumplir la regla de abstenerme de tener un comportamiento impropio con respecto a objetos que complazcan los sentidos.

(especialmente el adulterio; de esta manera practicaré la satisfacción y
canalizaré mis energías al desarrollo espiritual).

1) Consciente del sufrimiento causado por una conducta sexual inadecuada, acepto el precepto de cultivar la responsabilidad y proteger la seguridad e integridad de los individuos, las parejas, las familias y la sociedad.
2) Estoy decidido a no involucrarme en relaciones sexuales sin amor, responsabilidad y compromiso a largo plazo. Para conservar la felicidad de otros y de mí mismo, respetaré los compromisos de los demás.
3) Haré todo lo que esté a mi alcance para proteger a los niños del abuso sexual así como prevenir que parejas y familias sean desintegradas por una conducta sexual inadecuada.
4) Consciente del sufrimiento causado por la indulgencia sexual, no daré rienda suelta a mis sentidos de la vista, oído, olfato, gusto, tacto y mente en los placeres sexuales (ej. espectáculos, música, alimentos, sexo) tales que me distraigan del camino de la iluminación.

4o Precepto.
RESPETO POR LA VERDAD
Evitar mentir;
Ser veraz

Me comprometo a seguir la regla de abstenerme de mentir.

(Y otras formas de habla inadecuada, tal que me comunicaré positivamente
y hablaré bien de mis semejantes).

1) Consciente del sufrimiento causado por el habla irreflexiva y la inhabilidad de escuchar a otros, me comprometo a cultivar la regla del habla perfecta y la escucha atenta para producir felicidad y alegría a otros aliviándolos del sufrimiento.

2) Hablaré con la verdad, utilizando palabras que inspiren confianza, alegría y esperanza. Estoy decidido a no regar chismes, criticar o condenar aquello de lo que no esté seguro. Me contendré de utilizar palabras que causen división o discordia en la familia o en la comunidad. Realizaré el esfuerzo de conciliar y resolver conflictos grandes y pequeños

5o Precepto.
RESPETO POR LA SALUD MENTAL Y FÍSICA
Evitar la ingestión de sustancias tóxicas;
Ser precavido.

Me comprometo a seguir la regla de abstenerme de ingerir alcohol y sustancias que causen intoxicación.

(De esta manera estaré más saludable y no infringiré los preceptos de la prudencia)

1) Consciente del sufrimiento causado por un consumo descuidado, me comprometo a practicar el precepto de cultivar una buena salud física y mental en mí mismo, mi familia y la sociedad practicando una alimentación, bebida y consumo cuidadosos.

2) Ingeriré únicamente aquellos productos que conserven la paz, buen estado y alegría tanto del cuerpo y la mente, como del cuerpo colectivo y consciencia de mi familia y la sociedad.

3) Estoy decidido a no usar drogas, tomar alcohol o cualquier otro intoxicante, ni ingerir comidas o productos que contengan ingredientes negativos para que pueda cultivar mayor conciencia, atención y claridad mental. Me doy cuenta de que dañar mi cuerpo o mi mente con estos tóxicos significa decepcionar a mi familia y a la sociedad.

4) Trabajaré para transformar la violencia, el miedo, el enojo y la confusión en mí mismo y en la sociedad llevando una dieta balanceada física y mental. Entiendo que una dieta balanceada es crucial para una transformación y superación positiva en el desarrollo mental de uno mismo y de la sociedad.

5) Este precepto es interpretado algunas veces, o como una total abstinencia de intoxicantes, o como un consumo moderado, permitido mientras no conduzca a un disfrute sensorial o atentado contra la salud o la conciencia. La mejor medida es una abstinencia total lo cual asegura un mejor cuidado en el seguimiento de los cuatro primeros preceptos.

LAS CUATRO VERDADES FUNDAMENTALES

¿Porqué no estamos completamente felices
con nuestras vidas?

¿Cual es la causa de nuestra insatisfacción?

¿Cómo podemos vislumbrar el final de la insatisfacción,
y experimentar la paz verdadera ?

Las Cuatro Verdades Fundamentales contestan
a éstas, y a muchas preguntas más.


Bienvenido a las Cuatro Verdades Fundamentales

Aquí descubrirás las enseñanzas básicas del Buda

¡Que puedas hallar en ellas el Despertar!


¿Qué son las Cuatro Verdades Fundamentales?

El Buda estaba interesado solamente en mostrarnos un camino claro hacia la Felicidad Verdadera. Este se describe en las Cuatro Verdades Fundamentales, las que constituyen el corazón de las enseñanzas del Buda. También se las llama Verdades Nobles porque son enseñadas por seres Despiertos compasivos [de gran nobleza espiritual], y porque la comprensión de estas verdades nos ennoblece. El actualizar estas verdades es la tarea central de la forma de vida Budista, ya que ellas conducen hacia la Felicidad Verdadera.

Las Cuatro Verdades Fundamentales fueron impartidas por el Buda durante Su primer enseñanza en el Parque de los Venados en Isipatana, de la antigua India (cerca de Benares) después de haber alcanzado el Despertar, hace más de 2,500 años. A ésta prédica se la conoce como el Sutra Dharmmacakkappavattana. Todas las enseñanzas que el Buda impartió posteriormente fueron, o una elaboración más profunda de las Cuatro Verdades, o enseñanzas que conducen hacia ellas. El utilizó una gran variedad de métodos habilidosos para instruirlas a gente muy diversa.


¿Porqué hay tanto énfasis sobre el “Sufrimiento”
en el Budismo?

El uso intensivo de la palabra “sufrimiento” en el Budismo, puede producir confusión toda vez que parece significar “gran dolor”. Cuando escuchamos que el Buda dice “la vida es sufrimiento”, nos podríamos preguntar de qué estaría El hablando, ya que los más de nosotros no experimentamos una miseria extrema la mayor parte del tiempo. En realidad, la palabra originalmente usada es el término Pali “dukkha” que significa “que las cosas no marchan completamente bien en nuestras vidas, que hay muchas condiciones insatisfactorias en nuestra existencia”. Siempre hay algo que no encaja bien. “El término “sufrimiento” usado en el Budismo se refiere entonces a todas distintas las clases de Insatisfacción, grandes o pequeñas en general.”



¿Y qué hay acerca de la Felicidad?



Vivir es experimentar un grado mayor o menor de insatisfacción (de sufrimiento en general). El Buda nunca negó que existe alegría y felicidad en la vida. Pero está siempre presente el problema prevaleciente de la insatisfacción, mientras que la felicidad se desvanece siempre rápidamente. De hecho, éste es el único problema de nuestras vidas. Lo que el Buda hace es solamente llamar nuestra atención sobre el hecho de que la insatisfacción es una parte integral inevitable de la vida, y que el sufrimiento es el problema común que todos experimentamos, y al que todos deseamos evitar, y que éste puede ser resuelto con la obtención del Nirvana (Felicidad Permanente).


¿Son Pesimistas las Cuatro Verdades Nobles?


Algunos dicen que el Budismo es una tradición espiritual pesimista que se la pasa hablando del sufrimiento. Esto es definitivamente falso. Pero el Budismo tampoco es una tradición espiritual ciegamente optimista. El Budismo es un camino realista y lleno de esperanza, que enseña que la Felicidad Verdadera para uno mismo es posible a través del esfuerzo personal, ya que cada quien es arquitecto de su propia vida.

Los problemas y dificultades existen ya sea que pensemos en ellos o no. Pero solamente con el reconocimiento honesto de éstos es que es posible resolverlos. El Buda estableció la verdad indiscutible de que la vida está llena de insatisfacción, para luego poder enseñarnos el camino que nos conduce desde ésta condición de insatisfacción hacia la Felicidad Verdadera.

Los referentes de la Virtud están basados en reconocer que todos los seres sintientes desean felicidad y evitar el sufrimiento. La práctica de la Virtud a través del Discurso, la Acción y el Sustento Perfectos, le ayudan a uno a vivir en paz con uno mismo y con los otros en sociedad.

NUESTRAS REACCIONES AL DUKKHA

Por la Dra. Elizabeth Ashby
Bodhi Leaves No. B 26
Reimpreso de “Sangha”, Julio de 1959.

Copyright 1965, 1995 Buddhist Publication Society

BUDDHIST PUBLICATION SOCIETY
KANDY SRI LANKA
* * *

DharmaNet Edition 1995

Transcripción: Eileen Santer
Corrección de Lectura: Jane Yudelman
Formateo: John Bullita
Traducción al Español: Roberto Mendoza
Revisión del Español: Ignacio Beamonte

Se ofrece esta edición electrónica para su libre distribución por medio de Dharmanet de acuerdo a la casa editora

DharmaNet Internacional
P O Box 4951, Berkeley CA 94704-4951


"Ahora monjes, esta es la Noble Verdad respecto al Sufrimiento. El Nacer es sufrimiento, el Envejecer es sufrimiento, la Enfermedad es sufrimiento, la Muerte es sufrimiento, así como lo son la Pena y el Duelo, el Dolor, la Lamentación y el Desespero. Estar enlazados a las cosas que nos desagradan y estar separado de las cosas que nos agradan –eso también es Sufrimiento. El no conseguir lo que uno quiere también es Sufrimiento. En una palabra, este Cuerpo, esta masa multiplicada por cinco que se basa en el apego, eso, es Sufrimiento. Samy. Nik. V.

Aquí, sombría e inflexible, está la Primera Noble Verdad. Entenderla “de acuerdo a la realidad” es el privilegio ganado mediante un gran esfuerzo del Vencedor de la Corriente, como resultado de la contemplación profunda. Pero aparenta ser posible el poder condicionar nuestras mentes intelectualmente de tal manera que, cuando el momento llegue, la Verdad se revelará por sí misma. Entre más conozcamos del Sufrimiento, con mayor claridad veremos el estado de “ser” insatisfactorio en el que nos encontramos y la forma sencilla y directa de aproximación que nos capacitará para encarar al Sufrimiento en sus innumerables manifestaciones.

No existe en español una sola palabra que transmita todos los sentidos del Pali “dukkha”. “Sufrimiento” cumple con su misión bastante bien, de la misma manera que lo hacen los términos “dolor” y “angustia” (“insatisfacción” y “frustración” también. N. del T.). De acuerdo a Evoca, queda por ahí un sentimiento general más profundo, un como “estado de agitación, de inquietud o conmoción en vez de dolor... es el antítesis de la calma inquebrantable.”

Hay tres ángulos diferentes a partir de los cuales se puede considerar la manera en que “dukkha” influye sobre los sentidos.

1. “Dukkha generalizada”. El dolor masivo producto de la guerra, hambrunas y epidemias, que agobia simultáneamente a grandes grupos de la humanidad, así como la dukkha disfrazada, menos perceptible pero común a todos, dependiente de nuestro estado subyacente de inquietud e insatisfacción -los roces y frustraciones de la vida cotidiana y de los estados y emociones que interfieren con nuestra vida interior, la cual, por falta de una mejor palabra llamamos “espiritual”. Como lo dijo San Pablo: “Sabemos que toda la creación ha gemido y penado en dolor hasta ahora.”
2. “Dukkha adventicia o circunstancial”. Este término se refiere a aquella que surge en nuestro campo de percepción, pero que no nos involucra en lo personal: accidentes en la vía pública, el vecino enfermo, como ave atrapada en un zarzal.
3. “Dukkha privada y personal”. Este es el sufrimiento que afecta a cada uno y a todos nosotros de acuerdo a nuestro karma, por lo que para nuestros pobres y pequeños egos es la de mayor importancia. Hablaremos de este tema posteriormente, pero primero consideremos algunas de las reacciones evocadas por la dukkha en general.
1.”Ponerse Anteojeras”. Muchos encuentran desagradable la idea de sufrir y tratan de cancelarla o suprimirla lo más posible. “Soy tan sensible que no “tolero” ni siquiera oír hablar al respecto”; o de manera dura y tajante “Yo no tengo vela en ese entierro”. Aquellos que “nacieron con suerte” o bajo circunstancias afortunadas tienden a ponerse las anteojeras. A éstos, cuando tienen su primer contacto con el Budismo, les repele la idea que la vida es fundamentalmente insatisfactoria; ellos piensan en sus placeres pasados, presentes y futuros, e ignoran las pequeñas frustraciones cotidianas. Una extensión de las anteojeras es la de los “anteojos de color rosa”; quienes los usan piensan “que todo es para lo mejor en el mejor de los mundos posibles”. El “Cándido” de Voltaire es una sátira amarga basada en este tema.

2.”Aceptar Ciegamente”. Característico de animales y algunas razas primitivas que aceptan las miserias de una situación incómoda, o los peligros de la existencia, porque tales cosas son parte integrante de su vida ordinaria.

3. “Rezar”. La reacción de los “fieles” es buscar ayuda sobrenatural. Esto, realizado superficialmente, como pudiera ser en un día destinado para una oración a nivel nacional debido a alguna calamidad, o con una oración hecha por un individuo en apuros. Desde el punto de vista Budista esta reacción es de nula utilidad en el caso de la inexistencia de Dios, y una grave impertinencia en el caso de que exista. Psicológicamente, el individuo podrá reconfortarse al haber transferido su responsabilidad a un poder supremo.

4. “Lamentarse”. Suele suceder cuando se ha perdido un tesoro valioso, o en el caso de dolor por la muerte de alguien muy querido (“¿Dónde estas, pequeño hijo único? ¿Dónde estas, pequeño hijo único?” Majjh. Nik.87). Una manera frecuente de lamentación en Occidente es “¿Porqué habría de sucederme esto a MI? ¿Y cuando no debería haber sucedido? ¿Es que acaso nunca hemos escuchado sobre el Karma?

5.”Refunfuñar”. Un procedimiento inútil; es más esto puede crear nueva dukkha. El refunfuñón reconocido es mal visto y, por consecuencia, evitado por sus conocidos, quienes lo dejan “a cocer en su propio caldo”.

6.”Preocuparse y Agitarse”. Este, uno de los cinco impedimentos, es el Destructor de la Calma. La labor se ejecuta de forma inadecuada y el desafortunado sufridor con el tiempo se desgastará hasta convertirse en una sombra. “Nos preocupamos porque así lo queremos”. Esta es una frase dura pero digna de reflexionarse sabiamente.

7.”Buscar una Cura Instantánea”. “Tengo jaqueca. ¿Dónde está la aspirina?”.

8.”Con Alcohol y Drogas”. “Ahogó sus penas en alcohol y se llevó una tremenda resaca”. “Fuma como chacuaco y no ha mejorado en nada a su tos”.
El Sistema Estatal de Asistencia Social ha tenido tristes repercusiones en lo que respecta a la adicción a “tranquilizantes” y “píldoras mágicas” y en el contrabando de cocaína y heroína. El drogarse puede asumir una forma mental o intelectual como es el uso incesante de la radio y la televisión. La lectura constante de revistas amarillistas, ciencia ficción o novelas policíacas, es otro ejemplo. Este tipo de actividad, principalmente cuando se lee en la madrugada, es más probable que aumente, en vez de disminuir, el stress.

9.”Con Odio y Mala Leche”. Otro Impedimento que se presenta cuando se ha sufrido un daño real o supuesto por parte de otra persona. Un ejemplo común es la “guerra de palabras” que se suscita cuando dos vehículos chocan. La parte lastimada comienza a vociferar, y el otro tonto inmediatamente contraataca, y así, probablemente producto de su estado de shock, incrementan ambos su dukkha. A menor escala es la mala leche engendrada cuando uno se topa con un empleado grosero o cuando te empujan al hacer fila. La tendencia es regresar los empujones o ser sarcástico, y estas pequeñas mortificaciones prevalecen en la memoria durante mucho tiempo después.

10.”Con Venganza” es una extensión mortal del reaccionar con Odio. “Ojo por ojo, diente por diente”. (Terminamos ciegos y chimuelos todos. N.delT.). Los peores resultados son los asesinatos individuales, las interminables disputas familiares con sus “vendettas”. Para un consejo del Buda al respecto vea “La Parábola de la Sierra” Majjh. Nik. 21.

11. “Con Envidia”. “Me reprobaron en mis exámenes finales, pero ese desgraciado de fulano ¡Se está llevando una mención honorífica!”. Y así continúa en todos los ámbitos de la vida. Hay una forma de envidia a la que debemos de eludir y tener especial cuidado los seguidores del Dharma. Esta se presenta cuando nuestra propia práctica no va bien, y escuchamos de alguien quien ha hecho “avances” en la suya. Si no tenemos cuidado, nos mortificamos, nos desalentamos, con resultados desastrosos. ¿Acaso alguien susurra “Mudita– regocijo empático, alegría compartida?” Esta debería ser la reacción.

12. “Con Histeria”. Este tipo de reacción es muy interesante. Torrentes de lágrimas, arranques de groserías y el romper platos son mal vistos por la sociedad, pero en realidad tienen un efecto catártico: una vasta acumulación de emoción es liberada en muy corto tiempo y cuando los sufridores vuelven a sus sentidos, se sienten mucho mejor por haberla soltado. (Habrá que preguntar a los demás como se sienten. N.del T.)

13. “Disfrutando el Sufrimiento”. La peor manifestación es el sadismo, el cual, afortunadamente, es raro. Existe, sin embargo, un deleite en los espectáculos que muestran el sufrimiento de otros, como los combates de gladiadores en la antigua Roma, las corridas de toros, y aquellos deportes que involucran serios accidentes. Estas situaciones otorgan emociones a los espectadores, quienes satisfacen su hambre de sensacionalismo.
El Drama Trágico de la Grecia antigua fue diseñado con un propósito meta diferente: el de despertar Piedad y Terror en el público. El efecto tenía la intención de ser catártico: al presenciar dukkha en una escala olímpica, los espectadores cobraban un sentido de proporción y eran purgados de sus propias emociones. El efecto puede ser bastante atemorizante; en una ocasión, una traducción de “Las Mujeres Troyanas” de Eurípides, presentada en un teatro inglés, conmovió hasta las lágrimas al público. La reacción fue una mezcla extraña de dolor y exaltación. En una forma más sutil se puede disfrutar de la dukkha personal, con la sensación de ser un mártir. Y esto es posible porque si uno es capaz de grandes sufrimientos, entonces se eleva por sobre el resto de la manada de insensibles. Esto es como una vanidad en grado superlativo.

14.”Capitalizando el Infortunio”, como en el caso de los enanos, “la maravilla sin brazos” y los gemelos Siameses, quienes se ganan la vida exponiendo sus deformidades a la vista del público. Un ejemplo degradante de lucro con el infortunio de los demás es el caso del mendigo español que exhibe las piernas deformes de su propio hijito. Un ejemplo menor de esto es el deseo de sacarle ventaja a una aflicción propia como cuando un ciego o minusválido se avientan contra un flujo de tráfico porque saben que todos cederán a su paso. ¿Y acaso, algunos de nosotros no hemos hecho el intento de prologar un período de convalecencia?

15. “Tirando la Toalla (Moha)”. Algunas veces pareciera que el ego ya no puede mas contra la vida; como que avienta la toalla, y el sufridor se trastorna mentalmente. Cualquier forma de desorden mental puede ocurrir; y el paciente tiene la dudosa bendición de ser liberado de sus responsabilidades. Otro tipo de esta reacción ocurre en la gente que, cansada de las asperezas y monotonía de la vida, rehúsa levantarse de la cama después de una enfermedad. Y allí se quedan, año tras año, contentos de pasar el resto de sus vidas como parásito sociales.

16. “Somatizando”. El Dukkha, que siempre asociamos con alguna emoción, se manifiesta físicamente de numerosas maneras. Las malas noticias repentinas se presentan como un golpe en el estomago, y en tiempos de estrés hay un sentimiento general de peso en el abdomen; la preocupación continua llega a producir problemas gástricos. El susto puede encanecer el cabello en cuestión de algunas horas, y el miedo, ahora, como en el tiempo del Buda, puede “erizarnos los pelos”. (Dig.Nik. 1.2). La sudoración es otro fenómeno asociado con el miedo y el nerviosismo, como también lo son las palpitaciones. “Se me detuvo el corazón” es una expresión que indica un estado de alarma. Cuando surge la rabia como resultado de un suceso desagradable, son muy comunes los cambios circulatorios: el enrojecimiento y hasta el amoratamiento de la cara; y hasta hay una “rabia blanca” que es aún mas devastadora.

17. “El Suicidio”: el último recurso del angustiado. A los ojos de las iglesias de occidente, éste es un “pecado mortal”; la ley lo percibe como un delito, y el público cree que se debe a cobardía o demencia. Los Estoicos tenían otra opinión: “Recuerda que la puerta se mantiene abierta. No tengas más miedo que los niños; y al igual que ellos, cuando estés cansado del juego, grita “Ya no quiero jugar”. Aun así, cuando este sea tu caso, grita “ya no juego”, y parte. Pero si te quedas, no te quejes” (Epictetus]. Para el budista, el suicidio es un grave error porque este es un acto que produce karma, y debido a su violencia, producirá alguna forma violenta de karma en una vida futura. La única excepción es el Arhat, alguien perfecto cuyo karma ha dejado de operar; el podrá terminar con su vida cuando y como quiera.

Esta es una lista formidable aunque incompleta; la reacción más obvia ha sido omitida. ¿Podrán los lectores mismos proporcionarla? Al escarbar en este lamentable catalogo, el escritor quedó horrorizado al descubrir cuantas de nuestras reacciones al dukkha proceden de las Tres Raíces del Mal: Avaricia, Odio y Autoengaño.

Sin embargo quedan varias reacciones que en su mayoría son saludables.

1. “Paciencia”. “El Señor da y el Señor quita. Bendito sea el Señor”. Esa es la resistente paciencia del “fiel”, y peligrosamente es una aceptación casi ciega. En el Budismo la paciencia es una virtud positiva que elimina algunas lacras o “Asavas”. Las incomodidades físicas, dolores y lesiones menores, y las “conversaciones irritantes”, son cosas que deben tomarse con calma, sin quejas ni mala voluntad, y hasta sin el deseo de estar en una mejor situación (Majjh. Nik.2.)

2. “La Heroica”. ¡“Maldice a Dios y muere”! Este es el desafío del Destino en la persona de la Omnipotencia,
“Bajo los golpes sangrientos del Destino
Mí cabeza sangra, pero no se doblega”.
Orgullo, “puro orgullo” pero sin codicia. Un heroísmo muy diferente es aquel con el cual el ciego y el minusválido luchan recuperar una existencia útil y el de la valentía no reconocida de las mujeres que lidian con “res angusta domi’’(“las angustias cotidianas de la casa”, la mezquindad, pequeñez y la amargura que implica la vida doméstica). Se puede decir que la reacción heroica es necesaria para todos nosotros; solo aquellos discípulos que poseen el Ariyan o espíritu heroico, podrán permanecer firmes.

3. “La filosófica”. “¡Peores cosas se suscitan en alta mar”! “Todo será igual dentro de cien años”. A un nivel mas elevado Lady Mary Wortley Montague le escribió al Papa: “Estemos contentas -lo que es la única filosofía-, de nuestra oportunidad de nacer en este vil planeta, dónde podremos no obstante -gracias a Dios- encontrar mucho de que reírnos, aunque poco que aprobar”. Para “casualidad” leamos el karma, pero mantengamos la risa (es este uno de los puntos mas “vendibles” del Zen). El humor, por estar al tanto de las incongruencias de la existencia, es en realidad un sentido de la proporción. Debería ser posible verse a uno mismo, en el esquema general de las cosas, como de menor importancia que una solitaria arrastrándose a lo largo de Piccadilly, en contraste con el resto de Londres.

4.”La Creativa”. Los poetas, en compañía de artistas y músicos, encuentran a menudo que su mejor trabajo se lleva acabo cuando están sufriendo de estrés. El Dukkha se puede entonces mantener bajo control, y servir en realidad un propósito útil. Esta reacción ocurre en personas menos exaltadas, quienes en vez de lamentarse, tienen la voluntad de levantarse y hacer algo al respecto. Este es el comienzo, en una forma muy modesta, de la virtud de la Energía.

5. “La Compasión”. A esta época se la refiere como la de la avaricia y el egoísmo. Pero cuando surge la dukkha adventicia o circunstancial, la de tipo espontáneo, hay una respuesta inmediata. Un severo percance férreo o un choque vehicular, inspiran la decencia fundamental del ser humano; se ofrece auxilio sin considerar recompensa ni gracia alguna. A los enfermos y a los ciegos les sorprende la cantidad de personas que les ofrecen su mano. Pero por el contrario, las señales menores del sufrimiento pasan desapercibidas. ¿Quien le tiene compasión a los gruñones, a los pesados, y a los pobres tontos a quienes consideramos inferiores a nosotros? Estas personas, a las que tenemos aversión, tienen la misma necesidad de compasión. No estamos obligados a buscarles con el propósito de hacerles el bien, pero, cuando estos cruzan nuestro camino, podemos cuando menos tratarles con cortesía. Finalmente, existen ocasiones en que deberíamos tener compasión de nosotros mismos, en especial con nuestro propio cuerpo “rupa-kkhandha”, “el hermano asno,” el que tiene que cargar con el peso de todas las demás “khandas”.

6. “Dukkha Personal”. “Dónde nuestro corazón conoce su propia amargura,” es nuestra herencia ineludible. Desde la más temprana edad nos hemos ocupado con la “realización del YO y lo MIO” hasta habernos convencido que “YO” soy el eje alrededor del cual gira el universo entero, es decir, que el “samsara” mismo gravita: nuestro sentido de proporción se pierde por completo. ¿Les importa a los Marcianos -si es que existen- que a Menganita la haya bateado su Fulanote?, ¡“Pero a MI, si!” es la respuesta inmediata de Menganita. Y para ser prácticos, a las personas cercanas a ella si les interesa la manera en que la infortunada reaccionará. Ella podría, por ejemplo: a) aventarse al agua, b) ingresar a un convento, c) continuar con su trabajo y dejar de lamentarse, o, d) empezar a escribir poesías.

Hay varios aspectos de sufrimiento personal que nos pega a todos tarde que temprano. Los más destacados de éstos son:

1. “El dolor y la enfermedad”. “Ni a la muerte ni al dolor hay que tenerle miedo, sino al miedo a la muerte y al dolor” (Epictetus). El dolor en sí es un problema extraordinario. Sabemos que en muchos casos es una señal de peligro que indica que alguna parte del cuerpo no está funcionando, y pensamos que el dolor se percibe en el momento en que aparece una lesión o enfermedad. Este no es el caso, ya que el dolor es asunto de la conciencia, y este se percibe por la “mente” donde se produce una reacción emocional. Esto está tan arraigado que no reconocemos su naturaleza emocional, y consecuentemente no la etiquetamos. Personalmente pienso que es una mezcla de auto-compasión, resentimiento y miedo, todos estos que surgen de la “dosa”, “La Malévola Raíz del Odio”. Ciertamente sabemos por la experiencia que un dolor desgarrador produce un estado mental de miseria pura y ciega. Un argumento contundente de que el dolor es emocional se puede observar en los resultados de una inyección de morfina. El paciente que ha recibido tal inyección observa frecuentemente un fenómeno curioso: el dolor “sigue allí”, ¡pero le importa un reverendo cacahuate! La morfina ha actuado sobre el centro emocional en el cerebro y lo ha cubierto a tal grado, que la auto-compasión, el resentimiento y el miedo, han desaparecido.

Este elemento emocional explica la manera tan variada en la que las personas reaccionan al dolor. Una lesión aparentemente insignificante puede predisponer a alguien a la respuesta de tipo emocional, mientras que aquellos cuyo temperamento es flemático o filosófico apenas si dejan escapar un aullido o una imprecación. La intensidad del dolor experimentado depende claramente de la conciencia de cada individuo. La conciencia perfeccionada del Arahant está mas allá de ambos, el dolor y el placer; la vida emocional es controlada de tal manera que la persona está conciente de ambos sentimientos, pero no le “importan” ninguno de los dos. Esto sugiere que un enfoque objetivo a nuestros propios dolores disminuirá nuestro sufrimiento. El análisis del proceso entero, de “pe a pa”, ayuda a retirar de la mente el sentimiento verdadero, y por lo tanto disminuye las reacciones emocionales. La extraña noción de que el soldado “muerda la bala” no es una mera ocurrencia, ya que si se concentra en la bala no se puede concentrar simultáneamente en el dolor. Lo que probablemente sucede es que la mente oscila con increible velocidad entre las dos ideas; el dolor aún está allí pero puede ser reducido a dimensiones tolerables.

Se aplica la misma actitud objetiva a la enfermedad. Así como el dolor, la enfermedad también entorpece en funcionamiento mental. La práctica del Dharma es obstruida y el enfermo se desalienta y avergüenza.
“Por lo tanto, padre de la casa, es así como debes de entrenarte; aunque mi cuerpo esté enfermo, mí mente no estará enferma”. De esta manera, padre de la casa, deberás de entrenarte”. (Algunos dichos del Buda: Pág. 132.)

Por lo tanto, las reacciones correctas al dolor y a la enfermedad, son la Resistencia y el Valor heroico.

2. “Apegos”. Aunque el apego a las cosas puede constituir una amenaza, el apego a las personas produce un mayor martirio que todo el resto de nuestro infortunio en su conjunto. Hay una Sutra muy importante sobre ‘El Nacimiento de los Afectos” (Majjh. Nik., Vol. II no. 87) que enfatiza el dukkha producto de las relaciones personales. Crecemos en la creencia que en el amor humano yace nuestra mayor felicidad. Y asó lo es para la gente común. Entonces, ¿porque todo este alboroto sobre duelo, penas, sufrimiento, lamentaciones y desespero? La respuesta nos confronta con uno de los hechos básicos de la existencia: “anicca” o la impermanencia. El amor es una cosa condicionada -así como surge también cesa. Es difícil darse cuenta que el amor, aún en su forma mas idealizada, es en realidad una manifestación de “tanha” o el deseo. Nos aferramos a ese amor buscando seguridad, comprensión, satisfacción –de apaciguar nuestra “angustia primordial”. Y por un instante podemos llegar a experimentar todo esto y creer de manera engañosa que el enigma de la Esfinge ha sido resuelto. Pero esto no es así.

Dos cosas deben entenderse respecto a todos los apegos; la primera es la Muerte. La espada de Yama se lleva a las mascotas, los niños, los amigos y amantes, y nos quedamos, nos quedamos para envejecer. Esto, en términos humanos, es una tragedia, pero es un final “aseado”. La segunda, la Desilusión que aparece en cuanto el glamour del contacto inicial ha pasado, se ha desgastado. Nos percatamos de “cambios y diferencias” en el objeto de nuestro afecto, y aparece un deterioro en la relación. Y este puede ser tan grave que el apego puede romperse, fragmentarse, dejando en muchos casos pena y amargura acompañadas frecuentemente de un sentimiento de vergüenza. En casos extremos el amor se convierte en odio. Esto sucede cuando el que odia piensa que ha sido engañado; se odia a si mismo por haber sido un tonto, y es este odiarse a si mismo el que se proyecta sobre el otrora ser amado.

Alguna forma de “cambio y diferencia” “debe” ocurrir y ocurre pues en todos los casos, por el hecho mismo de que nosotros estamos cambiando constantemente. Las amistades duraderas y los amores de toda la vida sí ocurren porque las partes involucradas de alguna manera, conciente o inconscientemente, van adaptando su comportamiento a la circunstancias cambiantes, y al hacer esto, se modifican a si mismos en la dirección correcta.

El cínico se preguntara: ¿Entonces, porque amar, si de todas maneras el resultado final siempre es dukkha? Bueno, porque, mientras permanezcamos no iluminados, seremos propulsados hacia él por la fuerza impelente de nuestro karma; ésta es una experiencia necesaria. Nunca entenderemos lo que es “metta” realmente, a menos que, en ésta o en otra vida anterior, hayamos experimentado las altas y bajas del amor humano. Metta, que es el amor en un plano que transciende al yo, irradia al mundo entero, mientras que el amor humano solo puede glorificar dos bultos de khandhas durante un tiempo limitado. “Cuando fuere, donde fuere, y la que fuere, si se encontrase la felicidad, ésta pertenece a la felicidad.” (Majjh. Nik.Vol. II no 59.)
El Buda, aunque enfatizara el dukkha, nunca prohibió ni negó la felicidad. Su enseñanza observó la felicidad del mundo sensorial, y condujo hacia la felicidad que se puede derivar de la práctica del Dharma. Mas allá de esto, hay una felicidad “que es mas excelente y exquisita”, conocida solamente en los estados trascendentales.

3.”Envejecer”. Estrictamente hablando, el envejecimiento empieza en el mismo momento de la concepción. Un bebé en la agonía de la dentición experimenta ya el sufrimiento debido al envejecimiento, y así también los adolescentes durante la pubertad. Pero las penas de la edad avanzada son las más obvias. Los cambios corporales pesan más en aquellos que fueron apuestos, pero menos en los poco agraciados o feos. Hay una fastidiosa reducción de velocidad de las actividades físicas; sólo se puede uno desplazar “en segunda”. Existe el tedio por el abundante ocio ocupado por muy pocos intereses. Esto ocasiona en algunas personas una rebeldía salvaje -“¡Odio la vejez!” Claro que esta es una reacción inútil que solo intensifica el sufrimiento.

La vejez es un etapa de limitaciones, pero pudiera ser, y de hecho debería ser, un período de oportunidades. Las trasnochadas, conducir el auto, los viajes intercontinentales, y aún la jardinería, han desaparecido para siempre. Estos y otros placeres similares son cosas materiales; pertenecen a la existencia “samsárica”. Deben desaparecer, pero horita tenemos la oportunidad de dejarlos ir voluntariamente, concientemente, pero sin repelar. Este es el momento para romper con los viejos hábitos, para darse cuanta de que el vivir es tan solo otro hábito, y prepararnos para romper con eso también. Aún más, es una oportunidad para percatarse y para romper con el aferramiento, es un período para dejar de acumular, y empezar a deshacerse de posesiones superfluas.

4. “Muerte”. Es imposible mientras estemos con vida tener una reacción hacia la muerte misma; solamente podemos reaccionar hacia el pensar en ella. Al momento de describir todavía se trata de un evento que pudiera suceder dentro de veinte años, o ésta pudiera ocurrir dentro de los próximos veinte minutos. Nuestro pensamiento brinca hacia el otro lado de la muerte: ¿Qué sucede después de ella? Aquí nos topamos con ideas que varían de acuerdo a nuestra educación y nuestros estudios posteriores.

“Descanso después de la faena,
Puerto después de mares tormentosos,
Muerte después de la vida,
Satisfacen enormemente.”

Muy bonito; muy bonito en verdad, pero equivocado probablemente. Mientras “Yo” quiera ser “Yo” (y un buen tiempo después de esto), “Yo” se sumergirá de nuevo en el samsara, al estado esencialmente inquieto en el cual “Yo” vivo ahora. ¿Un renacimiento animal? ¿En uno de los purgatorios, o en un mundo deva? No lo sabemos. Ni tampoco sabemos cuanto tiempo será, de acuerdo al tiempo como lo conocemos antes de que ese renacimiento ocurra. ¿Podrá la conciencia, habiéndose provisto de un cuerpo mental, o “cuerpo de deseo” funcionar todavía en el intervalo entre la muerte y el renacimiento? El Libro Tibetano de los Muertos dice mucho respecto a el Bardo, o Estado Intermedio, pero el Canon Pali no hace ninguna mención al respecto; tales especulaciones fueron puestas a un lado como “puntos de vista retorcidos, desquiciantes, y especulativos, como los desenfrenos de puntos de vista especulativos”. El Buda no se metía con puntos de vista.

“Que el futuro sea.” Nuestra incumbencia es con el Aquí-Ahora. La muerte es sufrimiento porque pone fin a las oportunidades que ahora tenemos, como seres humanos, para el estudio y la práctica del Dharma. Nos es por tanto provechoso cultivar un sentido de urgencia en lo que concierne a la muerte. Paradójicamente, a la edad de los setenta años la muerte parece tan lejana o quizá aún más que a los diecisiete. Los ancianos tienen la costumbre de vivir ya tan arraigada que no pueden concebir la idea de hacer otra cosa. Les molesta ser perturbados: la muerte no solo les perturbará, sino que les arrancara de su legítimo ambiente. Ellos lo resienten: el “Yo” sin su vestimenta convencional hace que se sientan tan desnudos. El cielo Cristiano tiene muy poco atractivo para el Cristiano común porque equivale a lo Desconocido.

Muchos jóvenes responden al pensar en la muerte de una manera enteramente diferente: “Morir será una gran aventura.” Esta es la reacción Heroica de los jóvenes, y de los jóvenes de corazón.

Erasmo, el mayor erudito de la Reforma religiosa del siglo XVI, escribió un tratado sobre El Arte del Buen Morir, o Como Lograr una Muerte Buena. El sostenía que el arrepentimiento en el lecho de muerte y el Rito de la Santa Iglesia no servían de nada. Para lograr morir bien, un hombre tenía que vivir bien en el más amplio sentido de la palabra. Esto es una doctrina sensata. Para nosotros significa Moralidad, Concentración, y Sabiduría Intuitiva aunados al sentido de urgencia.

"Ahora esto monjes, es la Verdad Noble respecto a la cesación del sufrimiento. En verdad es este el Noble Sendero Octuple, esto es: La Visión Correcta… LA ATENCION CORRECTA, la Contemplación Correcta”. (Las Correctas: Visión, Pensamiento, Palabra, Acción, Sustento, Diligencia, Atención, Concentración. N.delT.)

Los estudiantes bien entrenados en la Atención Despierta, pueden sobrellevar la dukkha de una manera muy diferente del resto de nosotros cuyas mentes se encuentran todavía en la etapa del “Simio embriagado”. Nuestros “sufrimientos” revolotean a nuestro alrededor como mosquitos atosigantes; cuando el sufrimiento es severo, nuestra propia Conciencia es totalmente sobrepasada por la AUTO-COMPASION, que es una reacción tanto lodosa como enlodante. Nuestro sentido de la proporción se pierde, y hacemos que las cosas empeoren para nosotros mismos imaginándonos una serie de desenlaces desagradables que pudieran surgir en el futuro. Si, cuando nos encontremos en este trance de pena, nos detuviéramos y examináramos y tamizáramos nuestras reacciones a la situación, que generalmente son mixtas, nombrando por turnos a cada, sean estas saludables o no, estaremos practicando Concienciación o Atención, en cuanto a Estados Mentales concierne, una rama muy importante de la Atención Correcta. Esta es una práctica muy saludable porque la mente se aleja de la dukkha misma, y se concentra en algo verdaderamente útil.




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LA ATENCIÓN PLENA (SATI)

La Atención Plena. Curso Básico Yeshe Nyingpo México
Atención plena es una traducción de la palabra pali Sati.

Sati es una actividad. ¿Qué es eso exactamente? No puede haber una respuesta precisa, por lo menos no con palabras. Las palabras son inventadas en los niveles simbólicos de la mente y describen aquellas realidades con las que trata el pensamiento simbólico. La atención plena es pre-simbólica. No está atada a la lógica. No obstante, la atención plena puede ser experimentada fácilmente y puede ser descrita, siempre y cuando tengas en cuenta de que las palabras son sólo el dedo que apunta a la luna. No son la cosa en sí misma. La experiencia real está más allá de las palabras y por encima de los símbolos. La atención plena podría ser descrita en términos completamente diferentes a los que se utilizarán aquí y cada una de las descripciones podría ser correcta.
La atención plena es un proceso sutil que estás usando en este preciso momento. El hecho de que este proceso esté más allá y por encima de las palabras no lo hace irreal -más bien lo contrario. La atención plena es la realidad que da lugar a las palabras -las palabras que siguen no son más que pálidas sombras de la realidad. De manera que es importante entender que todo lo que sigue aquí es una analogía. No tendrá un sentido perfecto. Siempre estará más allá de la lógica verbal. Pero la puedes experimentar. La técnica de meditación llamada Vipassana (visión cabal, de vi="varias formas" y paisana="ver") enseñada por el Buda hace más de veinticinco siglos son un conjunto de actividades mentales orientadas específicamente a experimentar un estado ininterrumpido de atención plena.
Cuando te das cuenta de algo por primera vez, hay un instante fugaz de conciencia pura justo antes de que lo conceptualices, antes de que lo identifiques. Ese es un estado de atención plena. Normalmente, este estado dura muy poco. Es esa fracción de segundo antes de enfocar tus ojos en la cosa, antes de que enfoques tu mente en la cosa, justo antes de que la objetives, la atrapes mentalmente y la segregues del resto de la existencia. Ocurre justo antes de que empieces a pensar en ella -antes de que tu mente diga, "¡Oh!, es un perro." Ese momento fluido y desenfocado de percepción pura es la atención plena. En ese breve y vivaz momento mental tú experimentas a una cosa como no-cosa.
Experimentas un momento de experiencia pura que fluye suavemente y está interconectada con el resto de realidad, no separado de ella. La atención plena es en gran medida como ver con visión periférica, a diferencia del enfoque agudo de la visión central o normal. Y sin embargo ese momento de conocimiento suave, desenfocado, contiene una especie de saber profundo que se pierde en cuanto enfocas a la mente y al objeto lo objetivas en una cosa.

En el proceso ordinario de percepción, el paso de atención plena es tan fugaz que no se le observa. Hemos desarrollado el hábito de malgastar nuestra atención en todos los pasos restantes, enfocándonos en la percepción, reconociendo a la percepción, etiquetándola, y sobre todo, involucrándonos en una larga cadena de pensamientos simbólicos al respecto. Ese momento original de atención plena es superado rápidamente. El propósito de la meditación Vipassana (o de visión cabal) es entrenarnos en prolongar ese momento de conciencia.
Cuando esta atención plena es prolongada utilizando las técnicas apropiadas, encuentras que esta experiencia es profunda y que cambia tu visión del universo. Sin embargo, este estado de percepción tiene que ser aprendido, y requiere de práctica regular. Una vez que aprendas la técnica, encontrarás que la atención plena tiene muchos aspectos interesantes.
Las Características de la Atención Plena
La atención plena es pensamiento-espejo. Sólo refleja lo que está pasando actualmente y exactamente de la manera en que está pasando. No hay ningún prejuicio.
La atención plena es observación sin juzgar. Es la habilidad de la mente para observar sin criticar. Con esta habilidad, uno ve las cosas sin condena ni juicio. Nada lo sorprende a uno. Uno simplemente muestra un interés equilibrado por las cosas exactamente como están en sus estados naturales. Uno no decide ni juzga. Sólo observa. Hay que notar que cuando decimos, "Uno no decide ni juzga," lo que queremos decir es que el meditador observa las experiencias en gran medida en la forma en que un científico observa un objeto con el microscopio sin ninguna idea preconcebida, sólo para observarlo exactamente como es. De la misma forma el meditador nota la transitoriedad, la insatisfacción y la ausencia de identidad.
Para nosotros es psicológicamente imposible observar objetivamente lo que ocurre dentro nuestro si al mismo tiempo no aceptamos la ocurrencia de nuestros varios estados mentales. Esto es cierto sobre todo con los estados mentales desagradables. Para observar a nuestro propio miedo, debemos aceptar el hecho de que tenemos miedo. No podemos examinar nuestra propia depresión sin aceptarla completamente. Lo mismo es cierto para la irritación y la agitación, la frustración y todos esos estados emocionales incómodos. No puedes examinar algo totalmente si estás ocupado en rechazar su existencia. Cualquiera que sea la experiencia por la que estamos atravesando, la atención plena simplemente la acepta. Es simplemente otra de las cosas que ocurren en la vida, tan sólo otra cosa más de la que hay que estar consciente. No hay orgullo, no hay vergüenza, no hay nada personal en juego -lo que está allí, está allí.
La atención plena es vigilancia imparcial. No toma partido. No se obsesiona con lo que es percibido. Sólo percibe.
La atención plena no se enamora de los estados mentales buenos. No intenta evitar los estados mentales malos. No hay aferramiento a lo placentero, ni huida de lo desagradable. La atención plena trata a todas las experiencias por igual, a todos los pensamientos por igual, a todos los sentimientos por igual. No se suprime nada. No se reprime nada. La atención plena no tiene favoritismos.
La atención plena es conocimiento no-conceptual. Otra traducción de Sati es "atención desnuda". Es no pensar. No se involucra con pensamientos o conceptos. No se obsesiona con ideas, opiniones o recuerdos. Sólo mira. La atención plena registra experiencias, pero no las compara. No las etiqueta o categoriza. Simplemente observa todo como si estuviera ocurriendo por primera vez. No es el análisis basado en la reflexión y la memoria. Es, más bien, la experiencia directa e inmediata de lo que sea que está pasando, sin la mediación del pensamiento. En el proceso “perceptual”, esta entra antes del pensamiento.
La atención plena es conciencia de tiempo presente. Ocurre en el aquí y el ahora. Es la observación de lo que está pasando justo ahora, en el momento presente. Permanece para siempre en el presente, perpetuamente aflorando en la cresta de la ola actual del tiempo pasante. Si te estás acordando de tu maestra de segundo grado, eso es memoria. Luego cuando te das cuenta de que estás recordando a tu maestra de segundo grado, eso es atención plena. Si entonces conceptualizas el proceso y te dices, "¡Oh!, estoy recordando", eso es pensar.
La atención plena es un estado de alerta no egoísta. Ocurre sin referencia a una identidad. Con atención plena uno ve todos los fenómenos sin referencia a conceptos como "yo", "mi" o "mío". Por ejemplo, haz de cuenta que te duele la pierna izquierda. La conciencia ordinaria diría, "tengo un dolor". Usando la atención plena, uno simplemente nota a la sensación como sensación. Uno no le agrega el concepto extra de "yo". La atención plena nos detiene antes de que agreguemos algo a la percepción, o que le quitemos algo. Uno no resalta nada. Uno no enfatiza nada. Uno sólo observa exactamente lo que está allí sin distorsión.
La atención plena es conciencia del cambio. Es observar el flujo de la experiencia. Es observar las cosas a medida que están cambiando. Es ver el nacimiento, crecimiento y maduración de todos los fenómenos. Es observar cómo los fenómenos decaen y mueren. La atención plena es observar las cosas momento a momento, continuamente. Es observar a todos los fenómenos -físicos, mentales o emocionales-, o lo que sea que esté ocurriendo, en el momento presente en la mente. Uno sólo se sienta cómodamente y observa el espectáculo.
La atención plena es la observación de la naturaleza básica de cada fenómeno que ocurre. Es mirar el surgir y cesar de las cosas. Es ver qué nos hace sentir esa cosa y cómo reaccionamos a ella. Es observar cómo le afecta a otros.
En la atención plena, uno es un observador imparcial con la única labor de seguir constantemente el espectáculo del universo interior. Por favor nota este último punto. En la atención plena, uno observa el universo interior. El meditador que está desarrollando la atención plena no está preocupado del universo exterior. Está allí, pero en la meditación, el campo de estudio es la experiencia propia, los pensamientos propios, los sentimientos propios, y las percepciones propias. En la meditación, uno es su propio laboratorio. El universo interior es una enorme fuente de información que contiene la reflexión del mundo exterior y mucho más. El examen de este material lleva a la libertad total.
La atención plena es observación participativa. El meditador es tanto participante como observador al mismo tiempo. Si uno observa las emociones y sensaciones físicas propias, al mismo tiempo las está sintiendo. La atención plena no es percepción intelectual. Es sólo percepción. La metáfora de espejo-pensamiento se pierde aquí. La atención plena es objetiva, pero no es fría ni insensible. Es la experiencia despierta de la vida, una participación alerta en el proceso actual de vivir.
Es extremadamente difícil definir a la atención plena con palabras -no porque sea compleja, sino porque es demasiado simple y directa. El mismo problema surge en todas las áreas de la experiencia humana. Los conceptos más básicos siempre son los más difíciles de precisar. Mira en un diccionario y verás un ejemplo claro. Las palabras largas generalmente tienen definiciones concisas, pero para las palabras básicas y cortas como "el" o "es", las definiciones pueden ocupar una página. Y en física, las funciones más difíciles de describir son los más básicas -las que tienen que ver con las realidades más fundamentales de la mecánica cuántica. La atención plena es una función pre-simbólica. Tú puedes darle vueltas todo el día con símbolos verbales y nunca lograrás precisarla completamente. No podemos nunca expresar totalmente lo que es. Sin embargo, podemos decir lo que hace.
Tres Actividades Fundamentales
Existen tres actividades fundamentales de la atención plena. Podemos utilizar estas actividades como definiciones funcionales del término: (a) La atención plena nos recuerda lo que se supone que estamos haciendo; (b) ve las cosas como realmente son; y (c) ve la verdadera naturaleza de todos los fenómenos.
Examinemos estas definiciones en más detalle.
(a) La atención plena nos recuerda lo que se supone que estamos haciendo.
En la meditación, tú prestas atención a una sola cosa. Cuando la mente se desvía de este foco, la atención plena es lo que te recuerda que tu mente está divagando y qué se supone que estás haciendo.
La atención plena es lo que regresa tu mente al objeto de meditación. Todo esto ocurre instantáneamente y sin diálogo interior. Atención plena es no pensar. La práctica repetida de la meditación establece esta función como un hábito mental que luego queda para el resto de la vida. Un meditador serio presta su atención desnuda a lo que ocurre todo el tiempo, día tras día, ya sea que esté formalmente sentado meditando o no. Éste es un ideal muy elevado hacia que el cual los que meditan puede estar trabajando durante años o incluso décadas. Nuestro hábito de quedarnos pensativos tiene años de viejo, y ese hábito va a persistir de la forma más tenaz. La única solución es ser igualmente persistente en el cultivo de una atención plena constante. Cuando la atención plena está presente, te vas a dar cuenta cuando estés atrapado en tus patrones de pensamiento. Es precisamente este darte cuenta el que te permite salirte del proceso del pensamiento y liberarte de él. La atención plena te regresa a tu foco de atención. Si en ese momento estás meditando, entonces tu foco será el objeto formal de meditación. Si no estás en meditación formal, será simplemente la aplicación pura de la atención, tan sólo un notar lo que sea que surja sin involucrarse -"!Ah!, esto surge... y ahora esto, y ahora esto... y ahora esto."
La atención plena es al mismo tiempo tanto la propia atención desnuda como la función de recordarnos de prestar la atención desnuda si es que hemos dejado de hacerlo. La atención desnuda es notar. Se restablece a sí misma simplemente al darse cuenta de que no ha estado presente. Tan pronto te das cuenta que no estabas dándote cuenta, entonces por definición te estás dando cuenta y estás de regreso a la atención desnuda.
La atención plena crea su propia sensación distintiva de conciencia. Tiene un sabor -un sabor ligero, claro, y energético. En comparación, el pensamiento consciente es pesado, laborioso y muy selectivo. Pero una vez más, éstas son tan sólo palabras. Tu propia práctica te mostrará la diferencia. Entonces tú probablemente elegirás tus propias palabras y las palabras usadas aquí se volverán superfluas. Recuerda, la cosa es practicar.
(b) La atención plena ve las cosas como realmente son.
La atención plena no le agrega nada a la percepción ni tampoco le substrae nada. No distorsiona nada. Es atención desnuda y simplemente mira a lo que sea que surja. El pensamiento consciente le agrega cosas a nuestra percepción, nos agobia con conceptos e ideas, nos sumerge en un vórtice de planes y preocupaciones, miedos y fantasías. Cuando prestas atención plena, no caes en ese juego. Solamente te das cuenta de lo que surge en la mente, y luego notas la siguiente cosa. "Ah, esto... y esto... y ahora esto." Realmente es muy simple.

(c) La atención plena ve la verdadera naturaleza de todos los fenómenos.
La atención plena y sólo la atención plena puede percibir las tres características que el budismo enseña son las verdades más profundas de la existencia. En Pali se llaman Anicca (transitoriedad), Dukkha (insatisfacción), y Anatta (no-identidad: la ausencia de una entidad permanente, inmutable, a la que llamamos Ego). Estas verdades no se presentan en el budismo como dogmas que exigen una fe ciega. Los budistas las plantean como universales y auto-evidentes para cualquiera que se tome el trabajo de investigarlas en una forma apropiada. El método de investigación es la atención plena. La atención plena por sí sola tiene el poder de revelar el nivel más profundo de la realidad accesible a la observación humana. En este nivel de inspección, uno ve a lo siguiente: (a) todas las cosas condicionadas son inherentemente transitorias; (b) toda cosa mundana es, en última instancia, insatisfactoria; y (c) no hay realmente ninguna entidad que sea inmutable o permanente, sólo procesos.
La atención plena trabaja como un microscopio electrónico. Es decir, opera en un nivel tan fino que uno puede realmente percibir directamente esas realidades, las cuales, en el mejor de los casos, para el proceso del pensamiento consciente, son construcciones teóricas. La atención plena realmente ve el carácter transitorio de cada percepción. Ve la naturaleza transitoria y pasajera de todo lo que es percibido. También ve la naturaleza inherentemente insatisfactoria de todas las cosas condicionadas. Ve que no tiene ningún sentido aferrarse a ninguno de estos espectáculos pasajeros. No se puede encontrar la paz y la felicidad de esa forma. Y finalmente, la atención plena ve la inherente falta de identidad de todos los fenómenos. Ve la forma en que arbitrariamente hemos seleccionado un cierto manojo de percepciones, las hemos cortado del resto del flujo surgente de experiencias y luego las hemos conceptualizado como entidades separadas y duraderas. La atención plena realmente ve estas cosas. No piensa sobre ellas, las ve directamente.
Cuando está completamente desarrollada, la atención plena ve estos tres atributos de la existencia directa e instantáneamente, y sin que intervenga el pensamiento consciente. De hecho, aun los atributos que acabamos de cubrir, están inherentemente unidos. En realidad no existen como objetos separados. No son más que el resultado de nuestro esfuerzo de tomar este proceso fundamentalmente simple llamado atención plena y expresarlo en los incómodos e inadecuados símbolos del pensamiento consciente. La atención plena es un proceso, pero no se lleva a cabo en pasos. Es un proceso holístico que ocurre como una unidad: tú notas tu propia falta de atención plena; y ese darse cuenta es en sí mismo el resultado de la atención plena; y la atención plena es atención desnuda; y la atención desnuda es notar las cosas tal cual son, sin distorsión; y la forma en que las cosas son es: transitorias (Anicca), insatisfactorias (Dukkha) y sin identidad (Anatta).
Todo esto ocurre en el espacio de unos pocos momentos mentales. Esto no significa, sin embargo, que lograrás instantáneamente el Despertar (la libertad de las debilidades humanas) como resultado de tu primer momento de atención plena. El aprender a integrar este material en tu vida consciente es otro proceso en sí mismo. Y aprender a prolongar este estado de atención plena es todavía otro más. Son sin embargo procesos alegres, y bien vale la pena el esfuerzo.
La Atención Plena (Sati) y la Meditación de Visión Cabal (Vipassana)
La atención plena es el corazón de la Meditación Vipassana y la clave de todo el proceso. Es al mismo tiempo la meta de esta meditación y el medio para tal fin. Se alcanza la atención plena estando más atento. Otra palabra que también se traduce como atención plena es Appamada (sin descuido o ausencia de locura). Uno que presta atención constantemente a lo que realmente está pasando en su mente logra el estado de cordura fundamental.
La palabra Sati también tiene la connotación de recordar. No es memoria en el sentido de ideas e imágenes del pasado, sino más bien conocer en forma clara, directa y sin palabras lo que es y lo que no es, lo que es correcto y lo que es incorrecto, lo que estamos haciendo y qué deberíamos hacer al respecto. La atención plena le recuerda al meditador el aplicar su atención al objeto apropiado en el momento apropiado y de emplear precisamente la cantidad de energía necesaria para hacer esa tarea. Cuando esta energía es aplicada apropiadamente, el meditador permanece constantemente en un estado de calma y alerta. Mientras se mantenga en esta condición, los estados mentales llamados "obstáculos" o "irritantes psíquicos" no pueden surgir -no hay codicia, ni odio, ni lujuria, ni pereza.
Pero todos somos humanos y nos equivocamos. La mayoría de nosotros nos equivocamos repetidamente. A pesar de su esfuerzo honesto, el meditador permite que su atención plena se pierda de vez en cuando y se descubre atrapado en alguna falla humana lamentable, aunque normal. Es la atención plena la que nota el cambio. Y es la atención plena la que le recuerda que aplique la energía requerida. Estos deslices ocurren una y otra vez, pero su frecuencia disminuye con la práctica. Una vez que la atención plena ha desalojado a estas contaminaciones mentales, los estados más sanos de la mente pueden tomar su lugar. El odio cede su lugar al amor compasivo, la lujuria es reemplazada por el desapego. También es la atención plena la que nota este cambio, y la que le recuerda al meditador mantener esa agudeza mental extra, requerida para conservar esos estados mentales más deseables. La atención plena hace posible el crecimiento de la sabiduría y la compasión. Sin atención plena, no pueden madurar completamente.
Profundamente enterrado en la mente hay un mecanismo que acepta lo que ella percibe como experiencias bellas y agradables, y rechaza aquellas experiencias que son percibidas como feas y dolorosas.
Este mecanismo genera esos estados mentales que nos estamos entrenando a evitar -cosas como codicia, lujuria, odio, aversión y celos. Escogemos evitar estos estorbos, no porque sean malos, sino porque son compulsivos; porque se apoderan de la mente y capturan completamente la atención; porque siguen dando vueltas y vueltas alrededor de pequeños círculos de pensamiento; y porque nos aíslan de la posibilidad de vivir la realidad.
Estos obstáculos no pueden surgir cuando la atención plena está presente. La atención plena es prestar atención a la realidad del momento presente, y por ende está directamente contrapuesta a los estados mentales aturdidos que caracterizan a los obstáculos. Como meditadores, sólo cuando permitimos que nuestra atención plena se pierda es que los mecanismos profundos de nuestra mente toman el control -aferramiento, apego y rechazo. Entonces surge la resistencia y se obscurece nuestra percepción. No nos damos cuenta de que este cambio está ocurriendo -estamos demasiado ocupados pensando una venganza, o con codicia, o lo que sea. Aunque una persona inexperta continúa indefinidamente en este estado, un meditador entrenado pronto se da cuenta de lo que está pasando. Es la atención plena quien nota el cambio. Es la atención plena la que recuerda el entrenamiento recibido y enfoca la atención para que la confusión desaparezca. Y es la atención plena la que entonces intenta mantenerse indefinidamente de manera que no vuelva a surgir la resistencia. Por lo tanto, la atención plena es el antídoto específico para los obstáculos. Es tanto la cura como la medida preventiva.
Una atención plena totalmente desarrollada es un estado de desapego total y una ausencia absoluta de aferramiento a cualquier cosa en el mundo. Si podemos mantener este estado, no se necesita ningún otro medio o técnica para conservarnos libres de los obstáculos, para lograr la liberación de nuestras debilidades humanas. La atención plena es una percepción no-superficial. Ve las cosas con profundidad, mucho más abajo del nivel de los conceptos y las opiniones. Esta forma de observación profunda lleva a una certeza total, a una ausencia completa de confusión. Se manifiesta principalmente como una atención constante y firme que nunca se debilita ni se desvía.
Esta percepción investigativa pura y sin manchas no sólo mantiene a raya a los estorbos mentales, sino que descubre totalmente sus propios mecanismos y los destruye. La atención plena neutraliza las impurezas en la mente. El resultado es una mente que permanece sin manchas e invulnerable, completamente inmune a las subidas y bajadas de la vida.

Traducido del Capítulo 13 de Mindfulness In Plain English por H. Gunaratana Mahathera

lunes, 12 de noviembre de 2007

LAS CUATRO VERDADES NOBLES y EL CLIMA

Por Pema Chodron


Cuando el Buda enseñó por primera vez, pudo haber enseñado cualquier cosa. Había despertado completamente. Su mente estaba diáfana y sin experimentar obstáculo alguno –solo la vastedad y bondad del él mismo y su propia vida. La historia es que, no obstante lo anterior, le era muy difícil expresar su experiencia; inicialmente decidió no enseñar porque pensó que no habría quien pudiera entenderle. Finalmente decidió que saldría y enseñaría porque había algunos que podrían escucharle. Lo interesante es que al principio no habló de lo incondicional; no habló de la bondad fundamental, de la claridad, del espacio, la bendición, el asombro, o la apertura.

En la primera enseñanza del Buda –la de los Cuatro hechos Fundamentales o Cuatro Verdades Nobles- él habló de la insatisfacción y el sufrimiento.

Siempre he experimentado estas enseñanzas como una afirmación tremenda de que no hay necesidad de resistirse al estar plenamente vivo en este mundo, de que somos de hecho parte de la trama. Toda la vida está interconectada. Si algo vive, posee la fuerza vital, cuya cualidad es la energía. Sin ella, no podemos levantar los brazos, o abrir la boca, o parpadear. Si alguna vez has estado con un moribundo, sabrás que en cierto momento, aunque se encuentre sumamente débil, allí está la fuerza vital, pero un momento después, ya no está más. Se dice que cuando morimos, los cuatro elementos -tierra, aire, fuego y agua- se disuelven secuencialmente el uno en el otro, hasta finalmente disolverse en el espacio. Pero mientras estamos vivos, compartimos la energía que hace que todo, desde un pasto hasta un elefante, crezcan y vivan y luego, inevitablemente se desgasten y mueran. Esta energía, esta fuerza vital, crea el mundo entero. Es muy curioso el que debido a que los seres humanos poseemos consciencia, estamos tambien sujetos a la propensión a resistir las energías de la vida.

El otro día platicaba con un hombre muy deprimido. Cuando se deprime, se sienta en una silla y ya no puede moverse. Todo lo que hace es preocuparse. Me decía que había pasado todo el Invierno sentado en esa silla, pensando que debía resguardar la podadora de la nieve, pero nomás no podía hacerlo. Solo que esto no es lo mismo que sentarse quieto. El sentarse quieto y mantenerse en su sitio, significa no ser alejado del estar ahí completamente, de ser plenamente conciente y experimentar tu energía vital. ¿ Qué sucede entonces ? Aquí te puedo compartir mi propia experiencia. Yo estaba sentada muy quieta, aplicando la técnica, cuando me asaltó una sensación desagradable. Y en cuanto me dí cuenta ya estaba pensando toda clase de cosas, preocupándome sobre algo que iría a suceder un mes más tarde, y sobre quién se haría cargo de todos los detalles del evento del mes siguiente. Entonces recordé: sentarse quieto en medio de un incendio o un tornado o un terremoto o un tsunami, solo sentarse quieto. Esto provee la oportunidad de experimentar una vez más la cualidad viviente de nuestra energía vital –tierra, aire, fuego, y agua.

¿ Porqué nos resistimos a nuestra energía ? ¿ Porqué nos resistimos a la fuerza vital que fluye por nosotros ? . La Primera Verdad Noble nos dice que si estás vivo, si tienes corazón, si puedes amar, si puedes ser compasivo, si puedes aprehender la energía vital que hace que todo se mueva y crezca y muera, entonces no tendrás resentimiento ni resistencia algunos. La Primera Verdad Noble simplemente nos dice que el sentir incomodidad o insatisfacción es parte del ser humanos. Ya ni siquiera tenemos que nombrarle sufrimiento, bueno, ni siquiera insatisfacción.

Es simplemente llegar a conocer la fogosidad del fuego tanto como su calidez, el salvajismo del viento tanto como la suavidad de la brisa, la turbulencia del agua tanto como su frescor y tersura, el cataclismo de la tierra tanto como su bondad, solidez y confiabilidad. Nada es en esencia de un modo o del otro. Los cuatro elementos toman cualidades diferentes; son como magos. Algunas veces se manifiestan de una forma, y otras veces de otra. Si percibimos eso como un problema, nos resistimos. La Primera Verdad Noble reconoce que tambien nosotros cambiamos como el clima, tenemos reflujos como las mareas, y crecemos y decrecemos como la luna. Nosotros hacemos eso, y no hay razón para resistirlo. Si lo resistimos, la realidad y la vitalidad de la vida se transforman en miseria, en un infierno.

La Segunda Verdad Noble dice que esta resistencia es el mecanismo operativo fundamental de aquello que llamamos ego, que al resistirse a la vida ocasiona sufrimiento. Se dice tradicionalmente que la causa del sufrimiento es el aferramiento a nuestra visión limitada y estrecha. Otra forma de decir lo mismo es que al resistirnos al hecho de ser una unidad completa con toda la vida, al resistirnos al hecho de que cambiamos y fluímos igual que el clima y a que tenemos la misma energía de todas las cosas vivientes, el resistir todo eso, es a lo que llamamos ego.

Ayer comencé a mostrar curiosidad sobre la experiencia de la resistencia. Me dí cuenta que estaba allí sentada con sensaciones y sentimientos desagradables e incómodos en mi estómago y el corazón –terror, podríamos llamarle. Comencé a reconocer la oportunidad de experimentar la realidad de los cuatro elementos, sintiendo como es el ser como el clima. Por supuesto que no logré que desapareciera la incomodidad, pero sí se fué la resistencia, y de algún modo, allí volvió el mundo de nuevo. Cuando dejé de resistir, pude ver el mundo. Luego noté que por alguna razón nunca me había gustado la cualidad de este “clima” particular y por ello lo resistía. Y al hacer esto, me dí cuenta, me re-creaba a mí misma.

Cuando te resistes, es como si escarbaras bajo tus talones. Es como si fueras un trozo de marmol y te esculpieras a tí mismo, haciéndote igualmente sólido. En mi caso, el preocuparme sobre las cosas que irán a suceder, es muy desagradable; es una adicción. Igualmente desagradable es emborracharse de nuevo si sufres alcoholismo, o darte un pasón si padeces drogadicciones, o seguir comiendo si eres bulímico, o lo que sea. Todas estas cosas son muy extrañas. Todos sabemos lo que es la adicción; somos, sobre todas las cosas, adictos a nosotros mismos.
Interesantemente, cuando cambia el clima, y la energía simplemente fluye a través nuestro, lo mismo que fluye a través de los prados y los árboles y las cañadas y los osos y los venados y el océano y las rocas, descubrímos que, después de todo, no somos tán sólidos. Si nos sentamos muy quietos, como el Everest ante un huracán, si no nos protegemos de la autenticidad y la intensidad y la vivacidad y la inmediatez y la falta de confirmación de ser tan solo parte de la vida, entonces ya no somos ese ser separado que tiene que cambiar las cosas a su manera.

La Tercera Verdad Noble nos dice que la cesación del sufrimiento es el soltar el apego hacia nosotros mismos. Por “cesación” queremos decir la cesación del infierno en contraposición con el simple clima, la cesación de esta resistencia, de este resentimiento, de este sentimiento de estar completamente atrapado y prisionero, tratando de mantener mi gigantesco YO a cualquier costo.

Las enseñanzas sobre el reconocimiento de la ausencia del yo, de la falta de identidad del ego, suenan bastante abstractas, pero la cualidad del camino, la instrucción mágica que todos hemos recibido, la llave dorada, es esa parte de la técnica de meditación adonde reconoces lo que está sucediendo contigo y te dices a tí mismo: “pensando”. Luego sueltas, dejas ir todo el parloteo y la elaboración y la discusión, y te quedas solamente ahí, sentado con el clima –con la cualidad y la energía del mismísimo clima. Quizás tengas todavía la misma sensación vacilante o sentimientos agitantes o explosivos, o de calma o embotamiento –como si estuvieras bajo tierra. Te quedas con eso. Esa es la clave: el llegar a darse cuenta de eso. La única manera en que puedes saber eso es darte cuenta de que te las has pasado hablando de ello, y convirtiéndolo en preocupación acerca de la semana entrante, y del próximo mes, y del resto de tu vida. Muy curiosamente es como si, en vez de sentarnos en medio del fuego, hubiéramos desarrollado este artificio auto-creado para abanicarlo, y así mantenerlo vivo. Atícele y atícele al fuego. “Bueno, ¿Y qué pasa si dejo de hacerle así?. Entonces sucederá aquello, y si aquello sucede, entonces aquello otro ocurrirá, y si aquello más ocurre, entonces esto otro pasará, así es que mejor me deshago de esto y aquello y obtengo eso y lo otro. Y mejor digo tal y cual cosa de esto y aquello, porque si no digo tal o cual cosa todo este asunto se me desbarata ¿ Y entonces, que irá a pasar?. ¡Oh! Siento que me quiero morir y salirme de todo esto. ¡ Esto está horrible ! y repentinamente quieres saltar de tu asiento y salir gritando y corriendo alrededor del cuarto. Y es que has estado atizándole al fuego.

Pero en algún momento se te ocurre pensar: “¡Hey! ¡Espera un momento!. ¡Pensar!.” Entonces te sueltas y dejas ir y regresas a ese sentimiento original, revoloteante y confuso, que podrá ponerte algo nervioso, pero que es básicamente el viento, el fuego, la tierra y el agua. Y no estoy hablando aquí de convertir un huracán en un día campante. Estoy hablando de realizar la huracaneidad, o, si se trata de un día tranquilo, de realizar la tranquilidad. No estoy hablando de convertir un incendio forestal en una tibio fogón como el que calienta tu sopa, estoy diciendo que cuando se presenta ese incendio, no resistas esa clase de poder –ese eres tú. Cuando tibio y comfortable, no lo resistas ni te acurruques en él. No estoy diciendo que conviertas un terremoto en un jardín de flores. Cuando tiembla, deja que el suelo se sacuda y se raje, pero cuando se dé un jardín de flores, déjalo ser tambien. Estoy hablando pués de no resistir, de no aferrarse, de no caer presa de la esperanza ni el miedo, ni en las buenas ni en las malas, sino solo de vivir completamente lo que se dá.

La esencia de La Cuarta Verdad Noble es el Sendero Octuple. Todo lo que hacemos –nuestra disciplina, esfuerzo, meditación, sustento, y todo lo demás, desde el momento de nacer hasta que morimos- lo podemos usar para realizar nuestra unidad y nuestra integración con todas las cosas. En otras palabras, podemos usar nuestras vidas para despertar al hecho de que no estamos separados: la energía que nos hace vivir y ser enteros y despiertos y alertas es justo la misma energía que crea lo demás, y somos parte de ello.

Podemos usar nuestras vidas para conectarnos con todo eso, o podemos usarlas para vivir resentidos, alienados, enojados, amargados y reacios. Como siempre, depende de cada uno de nosotros.

VISION, MEDITACIÓN Y ACCION

Por Sogyal Rimpoché

“Loor a mi Lama raíz en su compasión, guiando ilimitadamente a cada uno en su propio camino, Buda de Sabiduría (Jamyang) en su forma humana, cuya Comprensión (Khyen) y Amor (Tsé), liberan a todo el que lo encuentra”.

El Ven. Lama Sogyal Rimpoché, Lama encarnado, estudioso y maestro tibetano de meditación, fue formado por maestros budistas herederos del conocimiento y experiencia acumulados por mas de 2,500 años en forma ininterrumpida.

Fue criado como hijo por el gran Jamyang Khyentse Chökyi Lodrö en el Monasterio Dzongsar en Kham Derget, Tíbet. Es la reencarnación de Terton Sogyal, descubridor de los tesoros espirituales de Padmasambava, y es Lama y amigo personal del XIII Dalai Lama. Al descubrirse, éstos tesoros (termas), surcan vigorosamente el estancamiento espiritual y la frustración de la era, y aplican el Dharma a la época actual con habilidad y frescura.

La enseñanza de Sogyal Rimpoche es humorística, directa y a tono con el pensamiento occidental; ha establecido centros en Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Australia, y ha enseñado extensivamente en Europa y Norteamérica.

Además de sus libros “Visión, Meditación y Acción”, el Best Seller “El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte”, “Destellos de Sabiduría”, y “Cara a Cara”, Rimpoché es autor de numerosos artículos sobre Meditación y Psicología Budista.


1. SURCANDO NUESTRAS FRUSTRACIONES

Los seguidores occidentales del camino espiritual son atraídos hacia las formas de vida orientales particularmente por la fascinación de la meditación. La meditación es muy poderosa, pero también es muy sutil. Se presentan muchas desilusiones y se dan muchas malas interpretaciones porque mucha gente ve al Budismo como algo exótico o lejano e imposible de relacionar con su vida cotidiana.

Alguna gente está bloqueada mentalmente a la meditación porque piensan que es algo espiritual, o hasta religioso, y que es solamente para personas que quieran convertirse en “santos” o “buenos”. Y por eso se descartan por completo.

Otros se sienten atraídos por la meditación, viéndola como a un estado de trance de la mente, en el cual todo es glorioso, extático y alucinante. Y se pierden en ello. Están aquellos que la ven formal y linealmente como a una disciplina mental muy rígida, y la convierten en un ejercicio casi militar. Y todavía otros, recurren a la meditación como un pasatiempo intelectual, entretenimiento, o apoyo emocional, pero sin involucrarse realmente.

El enfoque del Buda es la esencia de todas las vías espirituales. No está limitado a ninguna cultura o país en particular. Las enseñanzas del Buda tratan directamente con la frustración como la raíz de la insatisfacción e infelicidad de nuestras vidas. La frustración es una cosa muy sutil. Tratamos de escapar de ella de muchas maneras. Cuando somos infelices nos buscamos evasiones y distracciones. Pero si nos examinamos honestamente, vemos que la mayoría de nosotros nos hemos estado auto engañando siempre.

Samsara es la palabra en sánscrito que describe éste estado de constante sufrimiento. Significa ir y venir en un círculo vicioso. Esta es nuestra vida. Seguimos haciendo las mismas cosas, repitiendo los mismos errores una y otra vez. Es muy neurótico. Tememos experimentar el verdadero dolor, y hasta la verdadera felicidad. No queremos estar a solas con nosotros mismos.

En este estado de confusión no nos permitimos el tiempo o espacio para entender qué nos pasa. Nuestra mente está como un charco de agua lodosa y nosotros tratamos de aclararla revolviendo más!. Resultado: nuestras manos se cansan, y el agua se pone más lodosa. Trabajamos ocupándonos, haciendo esto o aquello, tratando de lograr algo, y sin lograr nunca nada. Y cuando vivimos en un gran disturbio emocional, el agua no solamente está lodosa, sino bullendo también.

Si solamente dejamos ser, dejamos asentarse los fangos de nuestra mente, gradualmente nos esclarecemos y curamos. Todos hemos experimentado esto en algún momento de nuestras vidas. Puedes darte cuenta de que cuando estás contemplando una hermosa puesta de sol, caminando por la playa, sentado quietamente en una montaña, pradera o bosque, escuchando música, o en la presencia de un gran maestro, repentinamente te entonas, estás en armonía.

En este momento aparece un pequeño claro entre las gruesas nubes de nuestra ilusión, y los rayos del sol resplandecen. Esto no es la realización total de nuestra naturaleza búdica, o la iluminación, sino una “probadita”, un centelleo, un chispazo, que nos llega de cuando en cuando. Pero se va antes de darnos cuenta. Si estás esperando que ocurra, nunca sucederá. Debemos por lo tanto aprender de estas situaciones.

¿Cómo podemos ampliar ese claro entre las nubes para que el sol pueda brillar más tiempo? Primero que nada, simplemente siéntate. Deja que las cosas se asienten por sí mismas. El agua lodosa de tu mente se tornará más clara y más quieta entre menos la revuelvas y manipules.

Nada hay de que apoderarse, nada por alcanzar. Ya estamos iluminados, pero no lo reconocemos. Somos Budas nublados -ésta es la ironía de nuestra frustración.

Todos tratamos de aprender de los gurús, de los maestros, de los libros y los discursos. Pero de hecho, la mejor enseñanza viene de aprender de nuestra confusión, comenzando con nuestra propia frustración. Y nadie mas puede hacer esto por nosotros.

Esto es lo que el Buda dio a entender cuando dijo: “Les he mostrado el camino a la liberación; el que lo sigan o no, depende de ustedes”.

Así, la raíz de esta continua frustración son nuestras propias codicia y apego que revuelven el fango. Si nos damos un poco de tiempo y la oportunidad de olvidarnos de lograr algo, comenzamos a probar nuestro ser natural. Esto es la meditación. Es un método de “soltar”, “dejar ir”.


La meditación es el relajamiento completo del cuerpo, la palabra y el pensamiento. Hay una simplicidad, un humor y una ordinariedad que la hacen casi mágica.

En un sentido, no se puede realmente hablar sobre la meditación. Pero se puede decir lo que no es. No es ni la muy forzada imposición de algo en la mente, ni el vagar en un estado de trance ensoñador. Son dos cosas: dejar ir y dejar ser. Debemos dejar asentarse y aclararse por ellos mismos, a los fangos de nuestras mentes neuróticas. La meditación no es solamente para que la gente tranquila mantenga su serenidad; en mucho es también para la gente loca y totalmente frustrada. Esta es la gente cuyas aguas están siempre lodosas y batidas.

En las aguas lodosas de la mente hay siempre nuevos elementos yendo y viniendo. Parte del fango está asentándose, y parte ascendiendo. Tú no lo notas pero siempre existe claridad en el agua sucia, que pasa desapercibida porque está inmanifiesta. El pasado se ha asentado, y el futuro aún no asciende. El presente se convierte en pasado, y el futuro en el presente. Es un proceso continuo. Existe un claro entre el pasado y el futuro, ligado y cercano, pero hay una malla cubriendo el presente. Es aquí donde la ilusión toma lugar, y el ego se posesiona.

2 LA MEDITACION, UNA BASE PARA MANTENER NUESTRO JUICIO

El Juicio Básico, es el estado de verdadera armonía con nosotros mismos. Nuestra Cordura Básica es lo que nos hace seres humanos; aun así, los humanos podemos ser más demoníacos que cualquier espíritu, porque estando sanos, utilizamos nuestro juicio de una manera insana, enfermiza.

Esto es el Samsara: usar nuestro Juicio de una manera enferma. Cuando estás en el Samsara no te das cuenta. No hay un reconocimiento del estado en que te encuentras. Es como un día completamente oscuro, y no puedes ver el sol en absoluto, ni siquiera puedes recordar lo que es el sol. Se siente como una situación “sin salida”.

Pero somos humanos porque somos inteligentes, aún cuando no siempre apliquemos la inteligencia. Cuando la utilizamos, estamos concientes del estado en que nos encontramos y comenzamos a trabajarlo. Recordamos como es el sol y podemos algunas veces sentir su calor. La inteligencia es la chispa de nuestro ser verdadero.

La iluminación es la experiencia total del sol. No hay oscuridad. No hay memoria porque es un estado de conciencia pura. Nada está obscurecido y por tanto a la memoria no es necesaria. Este es un estado verdaderamente libre, sin limitaciones de no estar.

¿Qué es lo que ha andado mal con nuestro Juicio? ¿Por qué se ha enfermado?, No le estamos dando una oportunidad. Simplemente no le damos el tiempo o el espacio. Cuando estamos completamente relajados, no solo el relajamiento sensual, sino en cuerpo, palabra y pensamiento, entonces experimentamos nuestro Juicio Básico. Un ser en completa armonía.

Este es el estado del pensamiento completamente libre. Pensamiento sin esfuerzo, claro, preciso, poderoso y humorístico, Cuando te puedes relacionar con todo y, lo que es más importante, contigo mismo.

Pero no le hemos dado la oportunidad. Siempre hay algo más que nos encontramos haciendo, siempre -por supuesto- hay un “después”. Y hasta creemos que estamos haciendo todo por nuestra felicidad, por el bien de nuestras vidas, en nuestras trivialidades, esquemas y atajos. En realidad estamos siempre corriendo alrededor del mismo punto. No solamente esto es un auto-engaño, sino que es muy agotador

La forma de vida enferma es muy hipnótica, seductora y mecánica. Nos ha cogido por completo. Esta es la naturaleza del Samsara. No siempre implica sufrimiento intenso o dolor paralizante, pero sí es continuo. Algunas veces es mucha bulla por nada, en forma de melodrama pesado, como paseando en un carrusel de tiempo infinito. Moviéndose siempre pero sin ir a ninguna parte.

En el Samsara hay un traslape constante de eventos y situaciones. Nada parece verdaderamente distinto de ninguna otra cosa. Es tan rápido y tan constante nuestro estilo de vida, que no hay un claro. Todas las experiencias aisladas de nuestra vida diaria parecen entorpecerse y atropellarse unas con otras.

Aún cuando permanecemos quietos físicamente, o nos sentamos y nos contenemos de hablar, nuestros pensamientos están cuchicheando siempre, constantemente. No hay espacio, no hay silencio. Siempre ocupados .....

El ego quiere siempre llenar cualquier claro, hacerlo sólido y permanente. Así es como asegura su terreno, como declara su territorio.

Pero al momento de haber una experiencia desnuda, o un claro, no hay ego. Este es sacudido y enviado fuera de nuestra existencia. No tiene territorio, y es que, de hecho, el ego jamás existe en realidad. Nuestro mayor engaño es nuestro sentido samsárico del ego.

Desafortunadamente no vemos que estamos perdiendo nuestro tiempo y energía, pero de vez en cuando, nuestro Juicio Básico, nuestro ser verdadero, se revela un poco y dice: ¡Despierta! ¡También yo estoy aquí, hay otro camino!”.

Nuestro Juicio Básico está siempre ahí. Desde el mismo principio somos seres totalmente despiertos, pero no lo dejamos que ocurra. El sol está brillando siempre, pero no podemos verlo a través de las gruesas nubes porque no existe un claro entre ellas. Somos Budas nublados.

Pero esto no es totalmente desesperado. Desde éste mismo momento y en adelante, podemos aliviarnos gradualmente, poco a poco, si tan sólo nos damos el tiempo.

Nuestra primera “decepción” consiste en que hay un esfuerzo en la meditación. La meditación no es un estado especial de juicio, sino solamente dejar ir, dejar ser, y ceder al tratar. No es no hacer, no es no hablar, tampoco es no tener pensamientos. Solamente es la “talidad”, solamente “eso”.

3 INTELECTUALES LOCOS Y MEDITADORES TONTOS

Toda la tarea de la meditación es despertarnos. De cualquier forma estamos dormidos por el momento. Nuestras vidas están compuestas por tres tipos de estados de sueño. Primero, el sueño ordinario que experimentamos por las noches. Segundo, nuestra vida cotidiana ordinaria, que constituye un acto de dormir. Tercero, todas nuestras vidas pasadas forman un sueño todavía más grande. Todo suma un Gran Sueño.

Todos llevamos en nuestro interior la habilidad innata de despertar. Esto no puede deducirse intelectualmente, pero puede sentirse intuitivamente. Nos llegan destellos de esta verdad de vez en cuando.

Cuando despertamos de nuestro gran sueño, estamos totalmente abiertos. La palabra tibetana para Buda es Sangye: Sang = despierto, Gye = totalmente abierto.

Existen dos grandes malentendidos sobre como meditar. Una idea sostenida por mucha gente es que todo lo necesario para meditar es simplemente sentarse. Esperan a que una mañana ELLO aparezca repentinamente en su interior. Si en realidad fuera tan sencillo, ahora todos serían Budas. Su actitud es como la de alguien sentado en un cuarto iluminado con los ojos cerrados, creyendo que el cuarto es obscuro. Esto es tonto. Lo que hace falta es la Visión en la meditación.

El otro malentendido sobre la meditación es el estilo del intelectual loco. Esta es una enfermedad común de muchos occidentales. Ponemos mucho énfasis en el pensamiento analítico lineal y en la intelectualización para el propio provecho. Podemos de hecho ser tan inteligentes que perdemos por completo el punto de la meditación.

Pensamos mucho en conceptos. En primera instancia nuestro pensamiento es puro y fluido, pero después de ese primer momento nuestro pensamiento comienza a atorarse, a dar vueltas para llenar espacio. Los conceptos dejan rastro y crean territorio. Generan una falsa inteligencia.

La verdadera inteligencia, nuestra conciencia interna es la vez tanto intuitiva como racional. Pero en nuestra sociedad analítica sumergimos totalmente a esta inteligencia en el concepto. Tal aproximación a la meditación puede ser un pasatiempo intelectual, un espacioso viaje para la cabeza, o un estremecimiento barato que sólo revuelve más los lodos del pensamiento en lugar de dejarlos asentarse.

De nuevo: hace falta la visión de la meditación.

Ni el meditador tonto, ni el intelectual loco, poseen una aproximación adecuada a la meditación. Antes de poder practicar la meditación es necesario desechar las fantasías e ilusiones que sobre de ella tenemos y, a un nivel mas sutil, hasta las instrucciones, pues éstas son también solamente conceptos.

Este desprendimiento gradual de los engaños e ilusiones no se logra simplemente por la meditación. Son también esenciales la sabiduría y los métodos habilidosos. La sabiduría es nuestra inteligencia natural, nuestro sentido común despejado de conceptos. Los métodos habilidosos son la eficiencia y la economía en las acciones. Actuar en el lugar correcto, en el tiempo correcto, y de la manera correcta. Poseer sabiduría y no utilizarla hábilmente, es como un pájaro con un sola ala: no puede volar.

Aún cuando éste pájaro tenga estas dos alas de la sabiduría y las maneras hábiles que le dan el potencial para volar, no sabe como hacerlo. Requiere ser guiado por un Maestro, Gurú o Lama, para que ello ocurra verdaderamente.

Es a través del Maestro o Lama que la Visión es transmitida en una situación vivencial. Después de ésta transmisión, el estudiante puede comenzar a trabajar por sí mismo en su propio desarrollo a través del proceso de meditación.

El Lama o Gurú es un espejo que refleja la naturaleza de Buda. Nos pone cara a cara con la naturaleza Búdica y en consecuencia, nos posibilita para reconocer éste reflejo (el Lama) como al pensamiento.

En la situación humana, la única forma de comunicar nuestra naturaleza mental innata, es mente a mente, o inteligencia a inteligencia. Ningún otro recurso es completo.




4 LA VISION EN LA MEDITACION

El que la naturaleza Búdica de nuestra mente sea precisa, clara y poderosa, no significa que podamos actuar de ésta forma en cualquier momento. Está presente pero no se manifiesta. Somos budas nublados.

Al principio tenemos que trabajar nuestro mundo relativo y dualista. Esta es nuestra mente samsárica nublada, pero debemos aceptarla y respetarla, porque desde ahí debemos comenzar.

La visión de la meditación es la inteligencia natural que ve a nuestra naturaleza Búdica y a nuestra mente ordinaria en un mismo nivel. La compasión es la actividad de ésta inteligencia.

Sin la Visión, cualquier meditación que hagamos será, o tonta, o loca.

La naturaleza Búdica está totalmente desnuda y desprovista de toda pretensión. Pero no es solamente un estado vacío, de inactividad; es un espacio ilimitado, infinito. En él se contiene todo lo que existe y lo que no existe, Samsara y Nirvana. Es la base de toda posibilidad.

En este estado despierto de no-estado todo es igual. No hay mal que abatir, ni bien que exaltar. Todas las contradicciones, confusiones e ironías se armonizan.

Por el momento, o no vemos en absoluto y nos perdemos de todo, o entonces observamos con tal minuciosidad, que nos abrumamos con los detalles. Algunas veces pescamos un destello, un vislumbre de la naturaleza de nuestro Buda: pero al ser barridos por nuestra confusión no podemos sostener continuidad alguna.

Y caemos entonces en nuestra visión samsárica, en la cual confundimos nuestra naturaleza relativa manifestada, por nuestra naturaleza verdadera. Esto es causado por la ambición, por el apego a los fenómenos aparentes como si éstos fueran reales. Esta es la Gran Broma. Porque es una gran ironía el cómo nuestras acciones aparentes están desvinculadas por completo de nuestro verdadero ser. Es tan fútil.

Nada más no funciona. Y uno puede ser tan vivo o tan tonto como para siquiera darse cuenta.

Preguntarse cuando y como comenzamos todo esto, es el perder el tiempo. Y la vida es corta y preciosa. Cuando le preguntaron esto al Buda, el respondió con la historia de la flecha. Un hombre está seriamente herido por una flecha. ¿Será mejor ir a él y preguntarle quién disparó la flecha, de que dirección venía, cuánto hace que pasó, o si tiene un seguro de vida? ¿O será mejor sacarle la flecha de inmediato y aplicarle medicamentos que lo curen?

Entonces, la Visión tiene dos aspectos: ver la naturaleza fundamental de las cosas como Shunyata o Vacuidad, y la apariencia de las cosas como relativa. La verdadera Vacuidad es la “Talidad” o “Cualidad” de lo aparente y lo fundamental.

Forma es Vacuidad, Vacuidad es Forma; la Vacuidad no difiere de la Forma, la Forma no difiere de la Vacuidad; sea lo que sea Forma, eso es Vacuidad, sea lo que sea Vacuidad, eso es Forma. Es la verdad misma de todos los fenómenos.

Vacuidad, como término, no transmite el verdadero sentido de Shunyata (Tongpanyid en tibetano). Describir cosas relativas como “vacuo”, significa que no poseen verdadera identidad inherente o existencia sólida. En la Meditación, al dejar ir, mas bien que retener, es cuando se aproxima más a esa “talidad”, al poner en practica la “vacuidad”. Al momento en que todo es dejar ir, eso es Vacuidad. Shunyata es Vacuidad ilimitada y creativa. Un estado de no-estado de potencialidad total.

Cualquier acción ejecutada con ésta conciencia es compasiva.

Hay dos formas de hacer una balanza. Una es poner pesos iguales en ambos lados. La otra es quitar todo el peso de ambos lados. Este es el “balance Vacío” de Shunyata, el equilibrio entre lo aparente y lo real. No hay donador, no hay regalo, y no hay receptor. Todos son uno y son ninguno.

5 COMO MEDITAR VERDADERAMENTE (“Gom pa”)

La mejor hora es en la mañana, al despertar. A esta hora se acaba de salir del estado de somnolencia, pero todavía no se inicia la diaria rutina. Se presenta un claro natural, y es una oportunidad excelente.

A esta hora existen también dos peligros posibles. Primero, no estar totalmente despierto, y entonces la meditación se convierte en una continuación del sueño. Lo mejor es despertarse antes muy bien, lavándose la cara por ejemplo, o haciendo algunas respiraciones. El segundo peligro consiste en que los sueños de la noche dejan una inercia por la mañana. Nuevamente, lo mejor es despertar completamente antes de comenzar.

Para algunas personas se dificulta mucho relajarse cuando están preocupadas pensando en relajarse. Entonces, cada vez que logren sentirse relajadas naturalmente, deberán utilizar ésta situación hábilmente extendiéndola lo más posible.

Deja un tiempo y un espacio para sentarte. Puedes sentarte por una hora, y que la meditación venga tal vez por solo unos minutos. Al principio no lo intentes mucho rato; tal vez unos 20 minutos; luego aumenta gradualmente cinco minutos cada vez, La actitud adecuada para sentarse a meditar será relajada, humorísticamente alerta. No te pongas muy serio o solemne.

Debes sentarte con la espalda recta. Esto también ayuda para una armonía mental, puesto que permite un flujo armonioso de energía en el sistema nervioso. Respira normalmente. No existe una respiración especial. Si lo encuentras útil, observa tu respiración, o utiliza un objeto como foco de meditación. Puedes tener los ojos abiertos o cerrados, según te sea más conveniente.

Lo ideal es sentarse en posición de loto o medio loto, pero si no estás acostumbrado, ésta forma de sentarte se puede convertir en una molesta distracción, más que en una ayuda durante la meditación.

A manera de entrenamiento podrías tratar de sentarte en ésta posición mientras estás tomando el té, escuchando música o viendo televisión. Los yoguis de la India y los Lamas Tibetanos no nacieron en esta posición, crecieron en ella. Siéntate por lo menos en una postura cómoda, con la espalda recta.

Al sentarse a meditar se dan dos fases: la primera es simplemente sentarse a adquirir Zhiné, el estado de quedar en paz. Comienza con un sentido de apertura y luego comparte mentalmente tu meditación con todos los seres. Invita la presencia de los Lamas y Budas a añadir calidez a la meditación, y disuelve bloqueos emocionales.

No existe una técnica verdadera, ni programa o instrucciones de meditación. Tienes que dejarlo ocurrir naturalmente, pero debe haber disciplina para crear la atmósfera y el medio para que se dé ésta espontaneidad. Un gran maestro de la meditación del siglo XIX, Patrul Rimpoché, lo resumió diciendo: “ Hay tres cosas que debes tener: una mente que permanezca donde esta el cuerpo; un cuerpo que permanezca en el lugar adecuado; y, una mente que more en un estado de relajación.”

El Samsara es causado por nuestro apego y, ya que te inicias en el sendero espiritual -y aquí, el que se renuncie a todo apego es un precepto muy elevado-, deberás por lo menos no apegarte a la meditación.

Solamente deja ir. Permanece completamente abierto. Crea un espacio interior. Como tú eres, como es, permanece naturalmente.

Cuando te des cuenta de que estás un tanto relajado, deberás alertarte ligeramente y afinar tu conciencia. Endereza tu espalda, y entonces simplemente déjate ir. Esta es la segunda fase.

Hay experiencias que pudieran atraparte. Puedes sentirte muy lúcido, o inmerso en éxtasis. No te apegues a las experiencias volviéndote adicto a ellas, pues podrías experimentar un estado de estancamiento oscuro y pesado. Ponte alerta. Pueden ocurrir todo tipo de experiencias, así que no pienses que tú eres especial. “Aún para un Yogui, las experiencias no tienen fin”.

Al finalizar tu práctica, ofrenda tu meditación para beneficio de todos los seres sintientes.
Todos ustedes esperan tener resultados, pero puede pasar mucho tiempo antes de que se puedan ver los verdaderos resultados de la meditación. Entonces ocurrirán muy naturalmente (de todos modos a ti no te preocupará) y no de una manera espectacular –como viaje astral, levitación o control de los pulsos, todos los cuales son solamente accesorios de lujo. Cuando nos iniciamos en un camino espiritual, hasta ésas cosas pueden convertirse en una ambición, una lucha, o un juego de perfección. Todas las actividades correctas pueden volverse mecánicas y un juego.

6 PERMANENCIA, CAMBIO Y CONCIENCIA ( “Ne ju rig sum”)

La razón por la cual nos resulta difícil meditar, es porque nos distraemos, y esto pasa porque no nos relajamos.

La meditación no es esforzarse, es simplemente ser. Aprende a ser y dejar que las cosas pasen, más que manipularlas o abandonarse a ellas. Las personas bulliciosas, ocupadas, no pueden sentarse y relajarse, y las personas flojas, pasivas, no pueden actuar.

La dificultad con los estados de permanencia y cambio, es que cuando estás en permanencia y viene el cambio, no sabes que hacer con él. Normalmente nos disociamos del cambio o pensamiento. Hay un pensamiento, un pensador separado, y el proceso de pensar. Es en esta separatividad que aparece la confusión.

Debemos evitar la aprehensión, que es el intento de congelar o capturar el momento con la esperanza de que siga siendo el mismo. Cuando eres aprehensivo no estás viviendo el presente.

Si fluimos con el cambio sin tratar de retenerlo, asirlo, o defendernos contra de él, no hay problema. Pero nos atascamos en uno u otro estado y no podemos referir su opuesto. En la permanencia no podemos enfrentar el cambio y viceversa.

Vemos la permanencia y el cambio como dos realidades diferentes, dos realidades universales, con una transición dolorosa de una a la otra. De hecho, solamente están separadas en nuestra mente samsárica obscurecida, aletargada.

Si observas cuidadosamente, en la permanencia hay un flujo de movimiento: y en el flujo de movimiento hay permanencia.

Estas afirmaciones parecen paradójicas. Nos parece difícil entenderlas porque nuestra mente occidental analítica funciona a un solo nivel, linealmente, y con una sola cosa a la vez. No nos damos cuenta de que cuando un estado es aparente y manifiesto, el otro estado está presente. Pero de una manera no manifiesta, no aparente.

Por ejemplo, una roca está quieta, pero a un nivel atómico sus electrones se están moviendo a la velocidad de la luz. Y mientras que la flama de una vela está moviéndose, parece quieta. La solución a la paradoja está en comprender la naturaleza de la simultaneidad.

La palabra tibetana Zhiné, significa quedar en paz. La mente está en reposo aunque fluyendo. En este estado de Zhiné podrás experimentar la brecha o claro entre el pensamiento pasado y el futuro. El pasado ya se fue y el futuro no ha llegado. Lo importante es no agarrarse de esta brecha para saborearla, para tratar de prolongarla. Aquí está otra paradoja. Tan pronto como tomas conciencia de este claro, éste ya se ha ido.

Este claro es una probadita de una nueva dimensión. Es un puente de verdad, un canal a nuestra naturaleza Búdica. Es tiempo presente, o podríamos llamarlo, tiempo sin tiempo.

Pero cuando llega el cambio no podemos enfrentarlo y el claro desaparece. ¿Y que hacemos?. Simplemente dejar fluir el cambio. Si no estás tenso, el cambio no causará impacto o perturbación.

En ese claro momentáneo el ego está hambriento, y cuando el cambio viene, aprisiona el alimento de fenómenos aparentes. El ego no puede vivir en el claro. Entonces lo tapa, estirando el pasado hacia el futuro, encubriendo así el presente, creando la ilusión de una realidad permanente como su propio territorio.

Haz la transición de permanencia al cambio más y más suave. Ponle menos y menos atención al cambio como un estado separado.

Siéntate más y más, y el claro vendrá con mayor frecuencia, y durará cada vez más. El claro es el espacio entre nuestros pensamientos. Se expande por sí mismo sin esfuerzo.

El cambio no es dañino ni útil al estado de permanencia. Piensa en el océano. Tanto las olas como la quietud son parte de él. El pensamiento de que el cambio perturba la permanencia no es sino una broma.

Al principio es muy difícil fluir con el cambio. Simplemente déjalo que pase. Hay energía en la permanencia. Déjala fluir sin suprimirla o manipularla.

Cuando no te relajas al sentarte, las distracciones te invaden. Esperas a que todo se torne tranquilo y silencioso automáticamente. Pero esto no sucede. Hay ruidos en la calle, voces en el cuarto contiguo, y cuchicheo intelectual en tu mente. Ves éstos fenómenos como intrusiones, como interrupciones a tu meditación. Suena el teléfono, alguien baraja las cartas...

Te tornas irritable y te perturbas. Te vuelves tan vulnerable.

Olvídate de tratar de conseguir la perfección en la meditación y por lo tanto olvídate también de molestarte si no lo consigues. Métete en el ruido en vez de oponerte a él. Si te conviertes en el cambio, entonces no hay separación.

Rigpa es la conciencia natural que reconoce los estados de cambio y permanencia en tu mente. No se trata de la tensa conciencia intelectual que genera conceptos. Es solamente dejar que el flujo natural de la mente ocurra. Entonces, al reconocer que se pone tensa y agarrosa, déjala fluir de nuevo.

Así es que nos tenemos que sentar mucho y aprender a relajarnos. Entonces nos liberaremos del apego. Por el momento es como si fuéramos montando el caballo loco sin riendas de los fenómenos externos. Resultamos revolcados.

7 LA VISION EN LA ACCION

Aplicar la meditación en la vida diaria no es fácil. No existe una técnica especial. Tiene que desarrollarse naturalmente. Pero podemos empezar por aplicar las seis actividades del Buda en la práctica de la meditación.

La generosidad te está dando el tiempo y el espacio para sentarte, sin estar esperanzado, sin esperar resultados. Si tienes ésta actitud, y creas ésta generosidad ambiental, por lo menos estás dando la oportunidad de que ocurra. Recuerda que la caridad comienza en casa.

El esfuerzo inicial para sentarse es la disciplina. Mantener mente y cuerpo juntos en su lugar. Un involucramiento total. El esfuerzo inicial debe preceder al esfuerzo sin esfuerzo.

La paciencia es esencial para superar el aburrimiento y el esfuerzo de sentarte. También te previene de apegarte a cualquier experiencia de lucidez o deleite. Sé paciente aún cuando la novedad de la meditación haya pasado, cuando no ocurra nada. Aún cuando la impaciencia no ocurra tampoco.

La perseverancia en la meditación es hacer el esfuerzo de sentarse superando la flojera, hasta que no haya esfuerzo.

La concentración es estar alerta y conciente durante la meditación. No quedarse dormido, o caer en el cuchicheo mental-intelectual sobre la meditación.

La sabiduría es la expresión de nuestra inteligencia natural. Significa escuchar y aprender de la enseñanza de la meditación con una mente abierta. Tomar una probadita, dejarla hundirse, y entonces olvidarse de la meditación.

Por el momento solamente imitamos estas actividades del Buda a nuestro modo. Hacemos malas copias de ellas. Pero por lo menos son copias.

Pero si meditas simplemente, pensando que la iluminación está muy lejos y la Visión es inalcanzable, y pasas el tiempo tratando de ayudar a otros mientras sigues confundido tú mismo, esto se llama perder la Visión en la Acción.

Cuando piensas que andas tan alto que no tienes que meditar, y te vuelves
desdeñoso del Karma, de las realidades cotidianas y del ayudar a otros, esto se llama perder la Acción de la Visión.

Debes tener cierta comprensión inicial de la iluminación, de tu verdadera
naturaleza; cierta visión de la Visión. Como dijo Padmasambhava: “A pesar de ser mi visión tan vasta como el cielo, mis acciones son tan diminutas como partículas de harina”.

Con frecuencia la gente se acerca a las prácticas espirituales sin continuidad. Vienen y se van, vienen y se van. Esto significa que la persona sigue siendo la persona, y el maestro sigue siendo el maestro. Hay toda una brecha entre la práctica y su aplicación. No hay una comunicación real. Y esto es frustrante para el maestro y para el estudiante.

Tú no cambias. El Dharma es Dharma, el maestro es maestro, y ésta situación puede seguir por mucho tiempo. Estás más ciego y obstinado que nunca.

Los ingleses se distinguen por ser reservados, cautos y razonables. Si se aplican estas características a la espiritualidad, no llevan a ninguna parte.

Así que resulta esencial verlo con seriedad y decidir si verdaderamente quieres entregarte o no. De otra manera solamente seguirás engañándote reiteradamente.

La vida es muy corta; así que sé honesto contigo mismo y no pierdas el tiempo. Si eres muy correcto, muy razonable, muy cauto, ello se convertirá en un “apego caballeroso”: Toda esta urbanidad y cortesía en el Dharma hace de tu participación solamente un coqueteo, un “flirteo”. Tienes miedo de perderte a ti mismo. Por fuera pareces estar tranquilo, pero por dentro estás revuelto.

Así que no estás siendo honesto o cortés comprando y recolectando cuantas técnicas y enseñanzas diferentes puedes. Tratas el Dharma tan solo como una credencial por adquirir. Este es el Dharma samsárico. Métete en una enseñanza, sufre y abúrrete con ella. Toma una probada completa, y ve si es o no es para ti. Aún después de haber pasado la pasado la novedad, mantén cierta continuidad.

Arréglatelas con lo que está en tu plato. No pidas más ni comas de más hasta que hayas digerido lo que se te ha dado. Si comes solo por comer, estás como el pichón que se la pasa toda la noche haciendo su nido, y aún no se ha ido a dormir, cuando ya salió el sol.



Debes aplicar el Dharma no sólo en tu mente, sino en tu corazón. Si el Dharma
no se aplica en todo tu ser, entonces estás siendo hipócrita. Lo usas para justificar todo lo que haces. Este es el Dharma samsárico. Hasta el Dharma –el conjunto de enseñanzas que sustentan y demuestran la manera correcta de vivir comprendiendo la mente- puede ser pervertido y servir a fines samsáricos.

La gente pregunta con frecuencia: “¿Cómo se comporta un ser iluminado?” o “¿Cómo pones la meditación en acción?”. No es como si estuviéramos en una escena de Kung-Fu en cámara lenta todo el tiempo. No es lavar los trastes y que las burbujas del jabón te lleven; tampoco es pronunciando frases pseudo-profundas.

Los grandes maestros son muy ordinarios. Tan ordinarios que están detrás de ti. Pasan desapercibidos. No parecen ser nada especial. Pero en realidad son demasiado sutiles, demasiado directos para ti.

Cuando la meditación se convierte en una cosa verdadera, simplemente hazlo. No tienes que pasar por todo lo que se te ha enseñado sobre ella. Se expresa naturalmente a través de nuestros actos cotidianos. Se convierte en un esfuerzo sin esfuerzo. Entonces, hasta los quehaceres domésticos más aburridos se convierten en meditación. Concientemente no necesitas como muletas la generosidad, la paciencia, y las demás actividades del Buda.

Cuando te atasques, aclara tus ilusiones. Medita. Repite el proceso una y otra vez. Es por esto que en el Ngöndro –los preliminares a la práctica tántrica- tienes que repetir cada práctica cien mil veces. Esto no es un castigo de los Gurús, sino para darte cien mil oportunidades de iluminación. Aún así, con tantas oportunidades, no hay un resultado garantizado. Pero si verdaderamente aplicas el Dharma en tu corazón entonces el “meditador podrá dejar la meditación, pero la meditación no dejará al meditador”.


Traducción realizada por el Centro de Estudios Budistas Yeshe Nyingpo
De la Asociación Macrobiótica de Ensenada, AC con la colaboración de
Gemma Rodríguez M.